EL HOMBRE EN EL CASTILLO, de Philip K. Dick.
Editorial Minotauro. Unas 260 páginas.
Bienvenidos a la posguerra… en un universo paralelo en el que las potencias del Eje se las apañarían para ganar la Segunda Guerra Mundial.
Roosvelt fue asesinado en la década de los 30; por lo que, obviamente, no fue reelegido más tarde y el país cayó en un aislacionismo que permitió a los japoneses no sólo atacar sino invadir Pearl Harbor y, de paso, todo el Pacífico (incluyendo Nueva Zelanda y Australia).
Los alemanes se merendaron a los ingleses cual plato de “fish & chips”. También barrieron a los rusos: no hubo un Stalingrado. Incluso desarrollaron la bomba atómica antes que los useños y tiraron un par de ellas sobre la Costa Este…
La guerra acabó en 1947.
Después de todo eso, los USA están divididos en tres zonas:
-La zona este, dominada por los alemanes.
-La zona oeste, dominada por los japoneses.
-Y una zona “tapón” entre las otras dos.
Y es que ha surgido una especie de Guerra Fría entre las dos nuevas superpotencias; aunque la cosa está a punto de calentarse más rápido que con un microondas…
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En este contexto, Philip K. Dick nos relata las vivencias de varios personajes en la zona japonesa (salvo excepciones). Cabe destacar el personaje inicial: un anticuario que vende “antigüedades” a los ocupantes japoneses.
Y es que éstos han desarrollado un auténtico “frikismo” hacia todo aquello que tenga algo que ver con el “folclore americano”: cromos de jugadores de béisbol, comics, coches antiguos, armas de la Guerra de Secesión, muebles coloniales…
Cabe destacar el comportamiento incluso caballeroso de los ocupantes japoneses, que emplean cuidadosas palabras valiéndose de una calculada y cauta cortesía. El honor, naturalmente, se tiene en gran estima.
Otra cosa que los japoneses han traído consigo es “El Libro de los Cambios”, un libro chino atribuido a Confucio que hace las veces de oráculo. Aun después de leerme la novela, no me queda claro cómo funciona: tú formulas una pregunta, luego tiras unos palillos (o algo así), miras los números que te han salido (serán hexagramas) y buscas en el Libro la sección correspondiente, en la que se te indica con un florido y armónico lenguaje qué es lo que te espera (éxito, fracaso, peligro, confusión…).
Lo curioso es que el propio Philip K. Dick escribió la novela utilizando constantemente el Libro de los Cambios. El autor realmente creía en la existencia de universos paralelos; es decir, según él, existiría otro universo en el que los nazis habrían ganado la guerra. De hecho, en la novela, hay un misterioso hombre (el “hombre en el castillo” del título) que ha escrito un libro, “La Langosta se ha Posado”, en el que los Aliados ganaron la guerra… ¡Pero de un modo completamente distinto a como lo hicieron en nuestro mundo! Para que os hagáis una idea: los que terminaron metiendo los tanques en Berlín… ¡fueron los ingleses!
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La trama es interesante, cada personaje es un mundo y resulta curioso ver lo que habría sido de los jerarcas nazis en el caso de haber ganado la guerra; las referencias a la WWII alcanzan un auténtico nivel de frikismo; lo que, naturalmente, hará las delicias de todos los frikis militares (entre los que yo, vuestro humilde servidor, me incluyo).
El libro es recomendable para todos los demás. No obstante, ¡estamos hablando de Philip K. Dick! En ocasiones su estilo es irregular; y, a menudo, sus palabras se convierten en un alocado torbellino que te atrapa irremediablemente, de tal modo que compartes por unos momentos los delirios y paranoias del autor…
Luego el torbellino te suelta y no sabes muy bien qué es lo que ha pasado. Pero pocos autores consiguen hacerte vivir esa experiencia. Y merece la pena.
Tema: El Hombre en el Castillo 
Vie Mar 14, 2008 11:22 pm
