PRISON BREAK – 3ª TEMPORADA – WARNING: SPOILER ALERT!
NOTA: Si no quieres saber qué es Sona o qué hay dentro de una caja de cartón del tamaño de una cabeza humana… ¡entonces no deberías leer esto!
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Después de que Sara le hiciera un segundo ombligo al señor Kim, Michael Scofield se las apañó para ser encarcelado en Sona: una lúgubre cárcel de Panamá en la que impera la ley del más fuerte; concretamente, la ley de “Lechero”, el cabecilla de los reclusos que ha establecido allí su propio imperio. Otros conocidos han ido a parar, mira tú por donde, al mismo sitio: el perturbado agente Malone, un Bellick más patético que nunca, un T-Bag tan maligno y manipulador como siempre…
Por el contrario, Lincoln Burrows se las ha apañado para quedar fuera de la cárcel. ¡Sí, se intercambian los papeles con respecto a la primera temporada! Esto (se supone) es uno de los alicientes de la tercera. En fin, Linc trata de sacar a Scofield de Sona, pero entonces una mujer que trabaja para la Compañía (los malos) le suelta:
a) Hemos secuestrado a LJ (el hijo de Burrows) y a Sara (la enfermera con la que Scofield mantiene algún tipo de relación.
b) En Sona hay un hombre llamado Whisler, escondido en alguna parte.
c) Si no logras que Scofield saque a Whisler en un plazo determinado, nos cargamos a LJ y Sara.
¿Capichi?
Por cierto, la susodicha mujer es la mejor muestra de lo que tiene la Compañía: fría, manipuladora, impasible, con cierto sentido del humor… También es atractiva, ¡pero a veces se contonea tanto que parece estar parodiando a alguien!
Linc contará con la ayuda de la novia de Whisler y Sucre (que también ha ido a parar allí… el mundo es un pañuelo, ¿verdad?). ¿Lograrán sacar a Whisler a tiempo?
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La serie repite la misma fórmula de las otras temporadas: situaciones apuradas, constantes imprevistos a los que Scofield debe hace frente con todo su ingenio, malos malosos, suspense y acción… Aunque ha habido muchas críticas sobre el hecho de aprovechar el tirón y sacar una tercera temporada, cuando la cosa podría haber quedado cerrada en la segunda. Tranquilos, que tendremos Scofield para rato: el final queda tan abierto que es obvio que habrá una cuarta temporada, e incluso puede que una quinta.
Se supone que las relaciones entre los personajes, ahora en posiciones invertidas, constituyen uno de los nuevos alicientes… Pero algunas cosas no llegan a cuajar.
1º) Se reitera hasta lo absurdo el carácter de ciertas relaciones. Por ejemplo: si no te ha quedado claro que Scofield desconfía de Whisler, ¡tranquilo!, los amables guionistas te lo estarán recordando constantemente. Y así con muchos otros personajes… ad nauseam.
2º) Siguiendo una “honorable” tradición de esta serie, se cargan a Sara en los primeros capítulos. ¡Meeec! Error. Ha sido uno de los giros de guión más criticados de todos los tiempos, y con razón. Su muerte sí ha sido en vano, estúpida y sin sentido. No veo cómo eso puede aportar algo a la trama, aparte de la insaciable sed de venganza que (naturalmente) surgirá en Scofield…
La serie tiene sus momentos, mantiene el interés y la emoción a niveles constantes… Uno puede seguir viendo capítulos y capítulos; pero no con el mismo fervor que en la primera o la segunda temporada. Además, hay algunos detalles que restan credibilidad al asunto: por ejemplo, en ocasiones puntuables, los guardias son más cortos de vista que los soldados genoma del mítico MGS.
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La serie es entretenida. ¿Es también recomendable? Puede que sí, pero sólo para los que vieran las otras dos temporadas y se quedaran con ganas de más.