ATRAPADO EN EL TIEMPO
Comedia, USA, 1992. Dirigida por Harold Ramis. Protagonizada por Bill Murray y Andie MacDowell. Duración: 101 minutos.
No vamos a engañarnos. A mayor cantidad de películas (es imposible verlas todas en el tiempo de una sola vida mortal), mayor cantidad de piltrafas y porquerías que suponen una absoluta pérdida de tiempo. A uno le gustaría encontrarse con una película que, independientemente de las preferencias personales de cada uno, fuera un éxito garantizado; es decir, todo lo contrario a esa "pérdida de tiempo" a la que antes hacía referencia.
Pues bien, ésta es una de esas películas. Es una película mítica, tanto como puede serlo "La Princesa Prometida", e imperdonablemente no había tenido aún el placer de visionarla; pero ayer remedié eso sin falta.
A veces sale en las noticias (la típica sección "sólo chorradas, nada importante ni sangriento"), concretamente el 2 de febrero, que ha tenido lugar "el día de la marmota". Ese día, en un pueblecito de la América rural, todos los vecinos y muchos curiosos venidos de fuera observan expectantes las predicciones de una vieja marmota: si al salir de su acogedora casita ve su sombra, el invierno todavía durará unas semanas más; si no la ve, habrá una primavera inminente.
El prestigioso meteorólogo, vamos una "prima donna", interpretado por Bill Murray, cree que él está por encima de la cobertura de eventos locales tan intrascendentes como ése. Sin embargo, todo termina siendo cualquier cosa menos intrascendente cuando descubre que, al día siguiente, vuelve a ser el día de la marmota... y al siguiente, y al siguiente, y al siguiente. La misma gente le dice las mismas cosas en el mismo momento, pero él ha caído en una especie de círculo vicioso en el que cada día termina para comenzar exactamente igual, sin que parezca que él pueda hacer nada para evitarlo.
¿Cómo os sentaría a vosotros estar "atrapado en el tiempo"?
La película aborda estupendamente el abanico de reacciones posibles, siguiendo una progresión escalonada que va del escepticismo a la desesperación, pasando por el "hago lo que me da la gana". Toda esta gama de emociones es expresada con convicción por un Bill Murray que borda su papel, en la que seguramente es la actuación más característica de toda su carrera. Andie MacDowell le secunda interpretando a un personaje (también sólido y convincente) que, a la postre, va a tener más importancia de la que pudiera parecer en un principio.
Se trata de una película de humor, que va desde una clase más inocente hasta otro más negro, pasando por las ironías y algún que otro guiño a clásicos del celuloide. Hay algo típico de las películas de Capra ("Qué Bello es Vivir") que impregna todo el metraje del film y lo convierte en una de esas obras que podemos considerar entrañables e imprescindibles; todo ello, afortunadamente, sin llegar a la ñoñería ni a la lagrimita fácil, sino manteniendo la dignidad. ¿Qué mas se puede pedir? Encima de todo, no dura mucho, por lo que no se va a hacer pesada; el hecho de repetirse una y otra vez el mismo día, lejos de resultar cansino, introduce una rica e ingeniosa variedad en la trama.
En resumen: merece la pena, en serio.