Tres sobre espías...

TRES DE ESPÍAS

En vez de colgar tres posts sobre libros de temática similar, he decidido colgar uno.


DOBLE JUEGO



Ken Follett. Unas 450 páginas. Disponible en edición de bolsillo.

Estamos en los USA, a finales de los 50, en plena Guerra Fría. Un hombre despierta en unos servicios públicos, sin saber quién es o cómo ha llegado hasta allí. Tendrá el tiempo en su contra mientras intenta descubrir esos enigmas, sorteando múltiples adversidades y sin saber muy bien en quién confiar.

La trama gira principalmente en torno a cuatro personajes que se conocieron en la universidad antes de que estallara la WWII. Tras la guerra, cada uno siguió su camino; aunque su destino era volver a encontrarse. No obstante, ¿a qué intereses sirve realmente cada uno de ellos?

Cada capítulo es narrado desde la perspectiva de uno de esos personajes (aunque en ocasiones la narración se interrumpe y es reanudada desde la perspectiva de otro personaje). Ken Follett lo hace con habilidad, de modo que no podemos tener claro quién trabaja para los buenos y quién para los malos.

La narración es ágil y combina de manera equilibrada descripciones, acciones, conversaciones y detalles técnicos. La trama es interesante y engancha; se coge el libro y no se suelta, engullendo con avidez página tras página.

Los detalles sobre la trama, el pasado de los personajes o la solución de los misterios se dosifican hábilmente; de modo que cuando te contestan a una pregunta, tú ya estás buscando la siguiente pregunta. Por suerte, el final no deja cabos sueltos.

Suele decirse que “Ken Follett es un valor seguro”; pero, en este caso concreto, dicha afirmación resulta especialmente afortunada.


EL AFGANO



De Frederick Forsyth. Unas 300 páginas.

Después de los atentados del 11-S, uno de los hombres fuertes de Al-Quaeda es abatido por las fuerzas de seguridad pakistaníes. Éstas descubren una clave que indica que los terroristas están planeando esta vez algo realmente terrorífico. La única posibilidad de desentrañar a tiempo el enigma y salvar la situación (o puede que el mundo) consiste en infiltrar a un hombre (un miembro retirado de las fuerzas especiales británicas) dentro de la terrible organización terrorista, aprovechando su parecido con un siniestro y silencioso personaje retenido en Guantánamo y conocido como “El Afgano”.

Frederick Forsyth, autor de obras conocidas como “Chacal” y “El Cuarto Protocolo” o la más reciente “Vengador”, sigue fiel a su estilo: partiendo de la complicada situación geopolítica actual, hilvana una trama realista y compleja que abarca a una multitud de personajes ubicados en diversos puntos del globo (aunque en “Chacal” la acción se circunscribía prácticamente por entero a Francia).

El libro se divide claramente en tres partes:
1) Se descubre que los terroristas traman algo y “los buenos” trazan un plan.
2) Flashback para narrarnos las convulsiones que experimentó, desde su invasión por los soviéticos, Afganistán; país donde el protagonista y “El Afgano” se conocieron por primera vez. También averiguaremos más cosas sobre sus respectivos pasados.
3) El plan se pone en marcha, pero… ¿acaso será ya demasiado tarde?

La trama engancha y uno sigue leyendo hasta descubrir cómo acaba todo; aunque no es tan adictivo como un libro de Ken Follett, por varios motivos:
1) La historia salta de unos personajes a otros (algunos apenas duran unas páginas) y de unas organizaciones a otras. Salvo contadas excepciones, uno se hace un lío con tantos nombres y siglas.
2) En ocasiones, los detalles técnicos (el autor quiere demostrar lo bien documentado que está) pueden abrumar al incauto lector.
3) Al saltar la acción constantemente de unos personajes a otros, cuesta conectar con ellos y meterse en la trama.

No obstante, se trata de una novela interesante. Demasiado descriptiva desde el punto de vista técnico, para mi gusto; no hay tantas conversaciones (siempre ayudan) como en una obra de Follett.


TRIPLE



Otro de Ken Follett. También unas 450 páginas. También en edición de bolsillo.

Después de la Guerra de los 7 Días, en la que Israel derrotó a un montón de países que querían barrer al Estado de los judíos de la faz de la Tierra, Egipto (uno de esos países) está intentando obtener la bomba atómica. El Mossad (servicio secreto israelí), enterado de ello, llega a la conclusión de que Israel debe conseguir antes la bomba. Para ello, enviará a uno de sus mejores agentes. Lo que pocos saben es que la KGB también está enterada y se ha metido en el juego del lado de los egipcios, aunque siempre defendiendo los propios intereses de la URSS…

De ahí el título de “Triple”: un judío, un egipcio y un ruso… Casi parece un chiste, ¿verdad?

Como es costumbre en un libro de Ken Follett, la trama engancha. Sin embargo, se nota que es una de sus primeras obras y no una de las últimas. Y ello, por varias razones:
1) El pasado que une a los tres protagonistas se explota con torpeza y escaso interés.
2) Los capítulos resultan confusos, en cuanto que la narración puede pasar de un PJ a otro sin previo aviso.
3) No hay un buen equilibrio entre descripción/acción y conversaciones. Resulta molesto que al principio no haya apenas palabras; así cuesta sumergirse en la trama nada más empezar (sobre todo porque al personaje en cuestión, después de todo el rollo, se lo cargan… ¡y vuelta a empezar!).
4) A veces la acción se dispersa entre personajes que adolecen de escaso o nulo interés (ver el anterior punto).
5) Ken Follet resulta en ocasiones demasiado escabroso, grotesco, basto y zafio, incluso tratándose de él mismo. Hay un pasaje, algo parecido a: “…y mientras él recordaba cómo los nazis le obligaban a follarse a una monja a la que le habían cortado las piernas, ella le hacía una paja…”. Tan risible como vulgar. No es erótico, sino directamente pornográfico, y también repugnante.

Claro que estoy siendo algo injusto. No puedo evitar comparar “Triple” con “Doble Juego”, una obra posterior y claramente superior a la otra.

Por sí sola, la novela está bien. Pero no es de las mejores de Ken Follett. Realmente, hay que hacer un esfuerzo para que te enganche; y, a veces, ni siquiera por ésas.


Bueno… ¡Eso e-e-e-e-es todo por hoy, amigos!