¡¡¡PELIGRO, PELIGRO, PELIGRO!!!
¡Muy buenas, queridos miembros (o no miembros, quien sabe) de éste nuestro foro! Del mismo modo que tenemos una sección para advertir de películas realmente malas, también conviene tener otra sección para advertir de series no sólo totalmente prescindibles sino incluso perjudiciales para la salud.
Empezaremos esta sección con dos series infames.
1) El Club contra el Crimen. USA.
Nota - He intentado buscar una imagen, pero el ordenador se ha quedado paralizado por el terror y no ha podido ser.
Una versión cutre de CSI, protagonizada por varias mujeres que debieron estudiar en un colegio de monjas y ahora están salidas sin poder dejar de hacer constantemente frívolas y pueriles bromitas y alusiones de carácter sexual. Ver cómo tres mujeres supuestamente hechas y derechas (una inspectora de homicidios, una fiscal y una médico forense) se mostraban sumamente interesadas en el hecho de que la muerta en cuestión tenía rasurado el vello púbico para presumiblemente darle placer a su novio fue más de lo que pude soportar. Trivial, pueril frívola, carente de clase, frívola (sí, otra vez) y tremendamente estúpida. Los cinco minutos que vi por accidente fueron demasiados. No se la recomendaría ni a mi peor enemigo.
2) Robin Hood. UK… creo.
De lo que estoy seguro es de que, si existió, Robin de Locksley debe estar revolviéndose en su tumba ante tamaña infamia. ¿Qué se puede esperar de una serie en la que incluso las “trepidantes escenas de acción” son aburridas? ¿Será…
-…por un malvado uso de la cámara lenta?
-…por el interés de -5 que los dobladores ponen en su trabajo?
-…por las gracias sin gracia?
-…por esas armaduras pintarrajeadas con spray color metal?
-…por las situaciones estúpidas y sin sentido?
-…por los personajes estúpidos y sin sentido?
-…por lo estúpido y sin sentido en general, entendido como un diabólico ente abstracto empeñado en torturar a incautos espectadores despistados?
Lo que es la historia en sí de Robin Hood me gusta, y por eso después de 5 minutos decidí darle otra oportunidad. 5 minutos más me convencieron de que lo mejor era prenderle fuego a esta aberración.
¡A la hoguera!