LA DÉCIMA SINFONÍA – Joseph Gelinek.
Editorial Plaza & Janés. Unas 400 páginas. Tamaño de fuente: más grande que pequeño.
Daniel Paniagua es un joven musicólogo (estudioso de la Música) experto en la vida y obra de Beethoven. Sin proponérselo, se verá envuelto en una investigación policial relacionada, aun indirectamente, con la posible existencia de un mito: el manuscrito de la Décima Sinfonía. Daniel tendrá que lidiar con claves y enigmas mientras, por otro lado, los problemas personales llaman a su puerta…
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Realmente, este libro lo escribió un español, musicólogo experto en Beethoven como el protagonista, que decidió preservar su intimidad utilizando el pseudónimo de Joseph Gelinek, un pianista que fue derrotado por Beethoven en un duelo musical en Viena.
En algún momento pensé en describir este libro como un “Código da Vinci” en materia musical, pero luego llegué a la conclusión de que sería injusto. Dan Brown es más panfletario y tendencioso (mucho más) que Joseph Gelinek. Éste se basa en su propia experiencia y en sus profundos conocimientos sobre la vida y obra de Beethoven para, a partir de esos cimientos, construir una trama de ficción que en ningún momento pretende hacer pasar por realidad.
No obstante, se nota en varios aspectos que Joseph es más musicólogo que escritor:
1) A veces se lían con los signos de puntuación, sobre todo en las conversaciones, lo que resulta algo confuso para el lector.
2) A menudo las conversaciones carecen de matices como los gestos y tonos de los personajes y se limitan a un intercambio mutuo de “bla bla blas”.
3) En ocasiones, Gelinek presupone unos conocimientos musicales mínimos en el lector… ¡Error! A veces es casi imposible desenredar la maraña de datos, si bien es cierto que esto sólo ocurre en ocasiones puntuales.
4) Algunas situaciones son algo forzadas: se meten algunos problemas casi con calzador para echar más leña al fuego; se resuelven bastantes enigmas con una fórmula que recuerda a la mecánica de House (alguien dice casualmente una estupidez y… ¡vualá!, problema resuelto).
5) Algunos acontecimientos, con que uno esté un poco atento, resultan más bien previsibles.
No obstante, a pesar de haber resaltado antes los aspectos negativos, ello no quita que la novela en conjunto sea entretenida y se pueda leer. Principalmente, se trata de una lectura ágil y amena, distribuida en breves capítulos narrados desde la perspectiva de diversos personajes lo suficientemente trabajados y creíbles. La trama va desarrollándose a buen ritmo, sin muchos altibajos; unos enigmas se suceden a otros, siempre hay algún interrogante en el aire…
Se suelen intercalar interesantes anécdotas sobre la vida y obra de Beethoven, e incluso hay algunos capítulos narrados desde su perspectiva. También cabe destacar las numerosas y constantes referencias a películas, detalle que todo cinéfilo agradece. Con esto y la sencilla pero efectiva redacción del texto (en el que puede apreciarse, aunque afortunadamente no hasta la saciedad, la labor de documentación que el autor ha llevado a cabo en muy diversos campos y materias), se consigue una historia cercana y creíble, entretenida, fácil de seguir. Engancha.
Y, por último pero no por ello menos importante, el final es satisfactorio pero demasiado abierto en algunos aspectos, sin que se sepa demasiado bien qué es lo que ocurre con determinados personajes; aunque supongo que, de haberlo prolongado demasiado, se habría quebrado la agilidad que predomina en el texto.
En resumen: una interesante historia de ficción construida sobre los cimientos de lo real, de temática musical, sencilla pero efectiva; no se convertirá en un clásico imperdurable, pero por lo menos entretiene y alcanza un nivel de calidad considerable, sobre todo si tenemos en cuenta que su autor no es un escritor “stricto sensu”.