EL CERO Y EL INFINITO

EL CERO Y EL INFINITO



El cero y el infinito es un terrible alegato contra el partido comunista, escrito por un antiguo militante, que vivió de cerca uno de los momentos más negros de la historia soviética: los famosos procesos de 1935. Koestler desnuda el alma del comunismo y nos la exhibe en su realidad descarnada, con aristas de brutalidad implacable, con su obsesión de la humanidad y su desprecio a los hombres. De esta obra Times dijo: “Uno de los pocos libros que sobrevivirán a nuestra época”.

Arthur Koestler (Budapest 1905 – Londres 1983), de padre húngaro y madre vienesa, partió muy joven para Palestina, donde después de una vida aventurera fue corresponsal para una Agencia de Prensa alemana en el Próximo Oriente. Se instaló después en París, donde en 1930 se adhirió al partido comunista. Al firmarse el pacto germano-soviético abandonó el partido comunista y fundó en París una revista anti-nazi y anti-soviética. En 1940 escapó a Inglaterra al rendirse Francia y entró en el Servicio de Información del Ejército británico, publicando su novela El cero y el infinito, que tuvo en seguida una inmensa resonancia.

----------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------------

Hasta aquí lo que pone en la contraportada del libro.

Concretamente, se narra las vicisitudes de Rubachof, un agente de la URSS en el extranjero, cuando es arrestado por su propia gente al ser considerado un “contrarrevolucionario”. Encerrado y aislado casi por completo en su celda (a veces puede comunicarse con los vecinos mediante un código a base de golpecitos), Rubachof recordará algunos fragmentos de su pasado y cómo éste ha terminado conduciéndole a su actual situación. Observará el paisaje de su ventana, meditará acerca de sus convicciones e ideas y tratará de hacer frente a los interrogatorios de la mejor manera posible, con una estrategia definida. Aunque… ¿Es culpable o no es culpable? Llegará un momento en el que ni siquiera él mismo sabrá qué pensar.

Koestler sabe enganchar al lector: comienza con capítulos breves, duros, en los que se sientan las bases de lo que vendrá después. Con algunas excepciones, la trama se narra desde el punto de vista de Rubachof, lo que no impide que, en determinadas ocasiones, éste utilice sus dotes para tratar de ponerse en la piel de su contrario. Las descripciones son minuciosas pero no dejan exhausto al lector, sino más bien al contrario; le ayudan a sumergirse en la trama. El libro tiene unas 250 páginas y un tamaño de fuente pequeño, pero si uno tiene suficiente tiempo, puede devorarlo de una sola tacada, sin problemas.

Ahora bien, son muchas las ideas que se abalanzan sobre el lector, contenidas en los estupendos diálogos (distribuidos de manera irregular, según las circunstancias, pero siempre acompañados de ricos matices) y en las reflexiones del propio Rubachof; reflexiones (sobre su pasado, sobre lo que le rodea, sobre sus convicciones y sobre su porvenir) que perfilan con nitidez la psicología y el modo de pensar (e incluso la evolución en ese modo de pensar) del indiscutible protagonista, tratado con una profundidad que ya quisieran para sí los personajes de muchas otras novelas.

Uno no puede evitar preguntarse: ¿cómo se las apañaban los comunistas para hacer lo que hacían y luego dormir más tranquilos? En la novela se nos ofrece una especie de radiografía moral del comunismo. El resultado no podría ser más estremecedor.

La historia avanza de manera lineal y, si la Humanidad es guiada adecuadamente, ésta podrá alcanzar un futuro mejor y mucho más brillante. Lo que interesa, pues, es el bien de la Humanidad abstractamente considerada; y si para eso hay que liquidar a 5.000.000 personas… pues se hace y ya está.

Para asegurar ese avance hacia un futuro mejor, hay que consolidar la fe en el Partido (es curioso que no lleguen a ser mencionados los nombres de ciertos personajes conocidos y de diversos países, aunque uno siempre sabe a quién o a qué se está haciendo referencia); y si para afirmar la infabilidad del Partido hay que liquidar a todos los que no piensen del mismo modo… pues se hace y ya está.

La fe en Dios ha sido sustituida por la fe en la razón humana; pero no cualquier razón humana, sino concretamente la del Partido. Quien dude o abjure de esa fe, será destruido. Quien se interponga en el camino del progreso, indicado por la brújula de la más fría e inhumana lógica, será aniquilado. Si no eres parte de la solución, eres parte del problema. Y si hay que sacrificar a un chivo expiatorio para acallar las dudas y temores de las masas… pues se hace y ya está.

A continuación, os dejo un fragmento de la novela que ilustrará mejor todo esto a lo que me estoy refiriendo.

“El Partido no se equivoca jamás. Tú y yo podremos equivocarnos. Pero el Partido, no. El Partido, camarada, es algo mucho más grande que tú y que yo y que otros mil como tú y como yo. El Partido es la encarnación de la idea revolucionaria en la Historia. La Historia no tiene escrúpulos ni vacilaciones. Inerte e infalible, corre hacia su fin. A cada curva de su carrera deposita el fango que arrastra y los cadáveres de los ahogados. La Historia conoce su camino. Nunca comete errores. El que no tiene una fe absoluta en la Historia no debe estar en las filas del Partido.”

Hay un montón de frases geniales y sobrecogedoras, pero creo que lo mejor será que leáis vosotros mismos esta obra imprescindible para conocer mejor el comunismo.

PD – Algunas ideas, brevemente resumidas:
-El principio maquiavélico de “el fin justifica los medios” se aplica llevándolo al extremo.
-No hay que distinguir entre "bueno" y "malo", sino entre "útil" y "no útil".
-Hay que darle una nueva piel a la Humanidad... para lo cual, naturalmente, habrá que desollarla primero.