CUJO
Libro de unas 400 páginas, de Stephen King. Suspense-terror no sobrenatural. Escrito entre 1977 y 1981.
Cujo es un apacible y bonachón San Bernardo que vive con sus dueños en una granja a las afueras de Castle Rock, un pueblo tranquilo. Sin embargo, a comienzos de un verano especialmente caluroso, es infectado y contrae la rabia. La enfermedad va haciendo mella en él y le convierte, poco a poco, en una bestia asesina de unos 100 kilos de peso…
Mientras la nueva amenaza se va incubando, la trama gira, principalmente, alrededor de dos familias, ambas compuestas por “papá y mamá” y un niño.
-Una de las familias, que vive cerca del centro de Castle Rock, vive una crisis: el padre está a punto de perder su principal contrato como publicista; la madre se siente cada vez más vacía; y el niño, con 4 años y una gran imaginación, sufre terrores nocturnos.
-La otra familia es la que vive en la granja con Cujo: el padre es tosco y gruñón, cada día bebe más y no duda en ponerle la mano encima a su mujer para que ésta obedezca; la madre se da cuenta de que tiene una vida miserable y se resigna, aunque preferiría que su hijo pudiera aspirar a algo mejor; y el chico, de 10 años, va convirtiéndose cada vez más en su padre sin darse cuenta.
Stephen King vuelve a introducir el terror en la vida más o menos incómoda pero rutinaria de los personajes, de modo que sus problemas cotidianos se quedan prácticamente en nada una vez enfrentados a la posibilidad (muy probable) de morir horriblemente.
Los primeros momentos son interesantes, sobre todo por la costumbre del Sr. King de introducir constantemente detalles folclóricos yanquis acordes a la época en la que transcurre la acción: Darth Vader aparecía en las pantallas de cine, Steve Martin aún daba monólogos, el fiasco de Nixon y la Guerra de Vietnam aún eran recientes… Resulta especialmente interesante todo lo relativo a campañas publicitarias, explicado en un lenguaje accesible y con supuestos concretos bastante amenos.
Luego el terror va haciendo mella en lo cotidiano. Uno sabe o intuye lo que va a pasar y se le corta la respiración… Aunque luego, al menos para mí, la situación decae y se convierte en el típico “vamos-a-encerrarnos-aquí-para-que-no-nos-coman-los-zombis”. Es decir, si ponemos en un platillo de la balanza el interés suscitado por una sola situación agobiante y claustrofóbica, y en el otro platillo el interés suscitado por una variedad de situaciones, yo al menos considero que el segundo pesa más; y es de esto, precisamente, de lo que comienza a carecer el libro ya hacia su segunda mitad.
Claro que estamos hablando del Sr. King, por lo que la historia nos enganchará fácilmente; sobre todo, porque uno nunca sabe cómo va a acabar la cosa. Si se trata de un libro de Ken Follet, sabes perfectamente que el bueno ganará y conseguirá a la buena (en el doble sentido de la palabra), de modo que los dos se pondrán a follar como conejos mientras el malo se pudre en su tumba o en una silla de ruedas. Sin embargo, con el Sr. King, nunca se sabe.
Otra particularidad de “Cujo” es que no hay capítulos, sólo saltos de unos personajes a otros y cambios de perspectiva; resultan especialmente interesantes los pasajes “narrados”, por así decirlo, por el propio Cujo, aunque éstos son más bien escasos. Dicha particularidad no suma o resta al libro, creo yo, pero llama la atención; quizás hagan más difícil el desengancharse y dejar de leer, porque no sabes exactamente cuándo se supone que deberías parar.
En resumen: un libro de Stephen King, normalito y corriente. No es imprescindible, pero sí entretenido. Citando al profesor Liberato: “es el tipo de libro que podría leer un vigilante nocturno en su cabina mientras se encarga de vigilar el parking”.
Nota: existe una pelicula basada en el libro. Es otra característica de los libros de Stephen King: su estilo es deliberadamente cinematográfico, “tipo guión”, y de ahí la inconmensurable cantidad de películas basadas en otra cantidad igualmente inconmensurable de libros. En fin, si veo la película, ya comentaré mis impresiones y si merece la pena pasar del libro e ir directamente a por aquélla.