LA CIUDAD SIN TIEMPO
[O, más bien, “El Vampiro Nacionalista”.]
Alguien dijo en cierta ocasión que “los nacionalismos se curan viajando”. Y claro, cuando un vampiro de tropecientos años termina viviendo en la misma ciudad (concretamente Barcelona) todo ese tiempo… pues ocurre lo lógico.
Oh, sí, el protagonista (al menos en parte) es un vampiro. Y eso se sabe desde el principio. Es que la trama empieza en un laboratorio forense más o menos así:
—Oh, doctor, este cuerpo presenta dos pequeñas incisiones en el cuello y una extraña pérdida de sangre. ¿Qué podrá haber sucedido?
Se lo ha hecho una momia. No te jode.
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La novela se divide en dos partes bien diferenciadas (incluso en el tipo de fuente) que van alternándose: por un lado, la insulsa investigación en la actualidad sobre el misterioso hecho al que me refería antes; y por otro lado, la biografía de nuestro amigo el vampiro. Esta última es escalofriante… Escalofriante por la cantidad de tópicos manidos que suelta el autor, uno detrás de otro.
En la Edad Media, todos los miembros del clero eran unos puteros sádicos que se merendaban a tres o cuatro docenas de herejes cada día. En la Guerra de Secesión, los airosos y valientes catalanes luchaban contra los pérfidos y malvados españoles. Durante el Absolutismo, el sádico gobernador bailaba (y a saber qué mas cosas) frente a niñas ahorcadas porque sí. Durante la Guerra Civil, los diabólicos franquistas pasaban de atacar los centros de mando enemigos y se dedicaban exclusivamente a masacrar mujeres y niños…
Si es que a veces da risa. Esto apesta a manipulación deliberada de las fuentes históricas. Y no ha sido accidental, señoras y señores.
Pero si tuviera que meterle una colleja a alguien, sería a ese insoportable vampiro que no hace más que suspirar por su humanidad perdida y languidecer en la misma ciudad todo el tiempo. ¡Pero muévete, hombre! ¡Si hasta Drácula se movía más que tú! Los vampiros de Anne Rice (por ejemplo, en “Entrevista con el Ídem”) van de aquí para allá… ¡pero con el de “La Ciudad sin Tiempo”, no hay manera de que mueva el culo de Barcelona!
Si a un personaje patético añadimos unas “tramas detectivescas” insulsas, escenas que no vienen a cuento, disquisiciones teológicas que le dejan a uno perplejo, pretenciosos interrogantes que en la mayoría de los casos quedan sin respuesta… pues tenemos “La Ciudad sin Tiempo”.
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¿Recomendado? Para los nacionalistas catalanes que se oponen a que los comerciantes rotulen en castellano; pero ojo, que el libro está en español, no les vaya a dar un ataque. En cuanto a los demás, os recomiendo leer antes cualquier otra cosa; y, sin no hay más remedio, siempre podéis leeros esto para echar unas risas.