Biblioteca César Vidal

ESPAÑA FRENTE AL ISLAM – De Mahoma a Ben Laden.



El término “tocho” le hace justicia: 550 páginas (sin incluir aquéllas dedicadas a la bibliografía) con un tamaño de fuente más bien pequeño.

Bueno, ¿qué sabemos de la Reconquista? Pues parece que, allá por el año 711, los musulmanes llegaron a la Península y los que estaban allí en aquel entonces les recibieron con los brazos abiertos. Se instauró la primera gran comuna hippie de la historia, en la que las tres culturas (cristianos, judíos y musulmanes) vivían en paz y armonía…

Hasta que el malvado Franco y sus hordas fascistas, empleando un vórtice interdimensional, viajaron al pasado y genocidiaron a los pobrecitos musulmanes. Y claro, ellos tienen derecho a reclamar ahora Al-Andalus, porque ha sido su tierra durante una pila de siglos; y, como son unos incomprendidos, los pobrecitos musulmanes no tienen más remedio que explotar en pedazos llevándose consigo a todos los malvados fascistas que puedan.

No te jode.

¿Estás ya harto de “lo políticamente correcto”, de mitos como “la pacífica convivencia de las tres culturas”? Entonces, te interesa este libro, que puede arrojar algunas luces sobre tantas sombras.

Partiendo de la premisa de que España ha sido desde antaño escudo de Occidente contra las hordas musulmanas, César Vidal analiza la historia de nuestra nación desde la Invasión hasta la actualidad, pasando por Lepanto; no obstante, debemos tener en cuenta que el libro se editó en el 2003, antes de los atentados del 11 de marzo (aunque sí se tratan asuntos como el Islote Perejil o la Guerra de Irak).

No obstante, en primer lugar, se aclara quién fue Mahoma y cuál es la naturaleza del Islam.

En una Península Arábiga dominada por cultos politeístas, Mahoma se inventó una religión monoteísta… aunque con ciertas concesiones al politeísmo para ganarse seguidores; posteriormente se excusaría aludiendo que esas partes del Corán se las había dictado el Diablo… ésas y a saber cuáles más.

La incipiente religión, con las características de una secta, creó malestar y Mahoma tuvo que abandonar su ciudad, La Meca. Afortunadamente para él, en la ciudad de Medina necesitaban a alguien para arbitrar un conflicto y Mahoma no tardó en convertirse en el amo de la situación. Fue entonces cuando incluyó en el Corán aquellas partes que legitimaban la guerra santa, el luchar contra los perros infieles y masacrarlos hasta que se conviertan o paguen tributo.

Del Corán y las distintas tradiciones se deduce que la mujer vale menos que una mierda pinchada en un palo, que el que abandone la fe del Islam debe ser torturado y posteriormente ejecutado… Resulta trágicamente cómico que se diga que el Islam es “religión de paz y amor”, cuando desde el principio Mahoma consiguió seguidores promoviendo saqueos de caravanas y prometiendo sustanciosos botines, vírgenes en esta vida y en la otra… Luego le echan la culpa a unos cuantos “fundamentalistas”. Lo irónico es que volver a los fundamentos del Corán implica actuar, precisamente, como lo hacen los denominados “fundamentalistas”.

El poder obtenido por Mahoma le permitió volver a La Meca. El Islam no tardó en extenderse por toda la Península Arábiga a sangre y fuego; los creyentes de otras religiones normalmente eran masacrados, o tenían suerte y sólo eran exiliados a la fuerza perdiendo todos sus bienes, o incluso eran más afortunados todavía y podían seguir viviendo en el mismo sitio pero reducidos a la categoría de ciudadanos de tercera.

Naturalmente, una religión basada en la conquista y el saqueo precisaba nuevas invasiones. Fue por eso que el Islam, como una ola de muerte y destrucción, se extendió por todo el norte de África… hasta llegar a la Península Ibérica. Ya existía una conciencia nacional en aquel entonces, así que para abreviar escribiré de aquí en adelante “España”, confiando en que a nadie que lea esto le salga una urticaria.

España había heredado una cultura romana que se fundó con la visigótica de los reyes posteriores a la caída del Imperio. Esa cultura era una de las más elevadas en Occidente en aquella época… pero iba a ser destruida merced a la Invasión del 711. Ello fue posible gracias a la inestabilidad política del reino, ya que el trono no era hereditario sino electivo.

Así, algunos nobles contrarios al Rey pidieron ayuda a los musulmanes que había al otro lado del Estrecho… y éstos, percatándose de lo propicio de la situación, decidieron no conformarse con actuar como mercenarios. Invadieron la Península y, valiéndose de traiciones varias y de la ya antes citada inestabilidad política, se convirtieron en los amos de casi toda España.

Hubo resistencia en el centro y en el sur, pero con ello sólo se consiguió retrasar lo inevitable. En cambio, en el norte, todavía los había que resistían al invasor (como en los tebeos de Astérix). Se trataba de un pequeño núcleo de resistencia que tenía una conciencia nacional y estaba dispuesto a recuperar lo que les pertenecía tanto “de iure” como moralmente: España.

En la zona abnegada por la Invasión, los autóctonos no tuvieron muchas alternativas: o exiliarse al norte, o vivir prácticamente esclavizados y sometidos al capricho de los despóticos gobernantes, o convertirse al Islam para poder ser al menos ciudadanos de tercera. Vamos que lo de la pacífica convivencia de las tres culturas es un mito: lo normal era que tanto cristianos como judíos, sobre todo los primeros, fueran masacrados por los musulmanes.

Incluso entre los musulmanes existía discriminación: primero estaban los árabes (de la Península Arábiga) y luego los demás. Los muladíes (españoles que se habían convertido al Islam), a su vez, quedaban discriminados con respecto a los musulmanes “de pura cepa”.

Sin embargo, fue gracias a esta represiva y sanguinaria política que muchos se exiliaron al Norte, fortaleciéndolo. Desde Asturias, irían surgiendo los demás Reinos cristianos que cooperarían entre sí (al menos la mayor parte del tiempo) para derrotar una tras otra a las sucesivas oleadas de invasores que atravesaban el Estrecho. La España cristiana, que repoblaba poco a poco aquello que le pertenecía por derecho, que avanzaba pagando con sangre cada uno de los metros que se reconquistaban, se convirtió realmente en el Escudo de Occidente contra la sanguinaria y totalitaria amenaza del Islam. Desde luego, el hecho de que apenas existiera cohesión interna entre los invasores facilitó en gran medida la Reconquista.

A la larga, tras la constante labor de siglos, España conseguiría zafarse de las garras del Islam. Sin embargo, todavía tendría que hacer frente a aquella terrible amenaza. Así pues, la rebelión de los moriscos a comienzos del siglo XVII fue la contienda más sangrienta librada en suelo español hasta la invasión napoleónica; se luchó contra una auténtica “quinta columna” que no dudó en masacrar todo lo que caía en sus manos. Tampoco debemos olvidar la batalla de Lepanto, en la que fue principalmente España la que, a diferencia de la felona y traidora Francia, combatió la amenaza de los turcos e impidió, una vez más, que el Islam anegara Europa entera.

Todavía tendría que hacer frente España a la amenaza de los piratas berberiscos, para lo cual se tomaron posiciones y se construyeron plazas fuertes en el norte de África. Hasta bien entrado el siglo XX seguirían existiendo luchas, posteriormente seguidas de: la independencia de Marruecos, la agresión contra el Sáhara, las constantes reivindicaciones de la corrupta y agresiva teocracia marroquí sobre Ceuta y Melilla, la toma del islote Perejil… También se hace referencia, en el libro, a la primera y a la segunda Guerra del Golfo.

Se concluye la obra con una serie de análisis de la situación actual en el mundo desde un punto de vista socio-político; es curioso cómo no hay democracias en los países de población mayoritariamente musulmana, sino regímenes predominantemente teocráticos. César Vidal, incluso, se anima a señalar algunas recomendaciones en materia de inmigración: por ejemplo, favorecer la de los habitantes de países más cercanos en todos los aspectos a España (principalmente Latinoamérica) y restringir la inmigración proveniente de países cuyos habitantes mantienen tradiciones difícilmente compatibles con las exigencias de una democracia.

Se incluyen entre los apéndices fragmentos del Corán y de tradiciones musulmanas muy ilustrativas al respecto, así como otros documentos de interés (por ejemplo, la noticia acerca de aquel imán que indicaba cómo pegar a las mujeres para no dejar marcas), aunque lamentablemente ningún mapa, si bien esto último puede solucionarse buscando uno en internet e imprimiéndolo (vamos, al menos es lo que yo hice).

En resumen – Se trata de una obra muy recomendable que nos ayuda a recordar la enorme deuda que Europa tiene con España por su defensa de Occidente contra el Islam. No tenemos por qué avergonzarnos de haber expulsado de nuestro territorio a quienes nos invadieron a sangre y fuego; es más, debemos estar prevenidos contra las absurdas pretensiones de los musulmanes que afirman que les debemos algo, cuando más bien ocurre todo lo contrario, pues fueron ellos quienes casi destruyeron nuestra floreciente cultura romano-visigótica y quienes estuvieron vertiendo nuestra sangre durante ocho largos silos.

NUNCA HA DEJADO DE HABER ESPAÑOLES EN ESPAÑA.
Pretender que la realidad fue otra es absurdo.

PD – De todas formas, quiero creer que algo, algo, algo, algo, algo bueno debieron aportarnos los musulmanes. Aunque no fuera más que la Alhambra.

JESÚS Y LOS MANUSCRITOS DEL MAR MUERTO



Se trata básicamente de un libro que “refunde” varias obras de temática religiosa del autor, el cual los publicó en sus inicios como escritor/ensayista/estudioso durante la década de los 90. Empezaré “la casa por el tejado” para quien no quiera aburrirse leyendo estas líneas: se trata de una obra interesante dentro de su específica temática y ésta precisamente (reconozcámoslo) no atrae a las masas; otra ventaja es que “Jesús y…” permite hacerse una idea de lo escrito en otros libros similares de César Vidal, de modo que uno siente que puede prescindir tranquilamente de ellos.

Ahora, entraremos en la materia. ¿De qué tratan los Manuscritos del Mar Muerto (en adelante MMM)? Cuando se descubrieron, hubo muchas especulaciones que nada tenían que envidiar a lo que se escribiría posteriormente en “El Código da Vinci”. ¿Qué contenían realmente los MMM? César Vidal nos ofrece las conclusiones de un estudio completo y riguroso de los originales de todos los manuscritos… o eso es lo que él afirma, pero claro, ¿para qué iba a mentir?

Los MMM recogen información relacionada con una secta que se estableció en el Mar Muerto en el siglo II antes de Cristo. Fue en esa época cuando los judíos, liderados por los Macabeos, combatieron contra la potencia que les dominaba en aquel entonces, el Imperio seléucida (que posteriormente sería sustituido por el Imperio romano). Tras la victoria de los judíos, éstos consiguieron la paz en condiciones muy ventajosas. Sin embargo, algunos judíos no estaban conformes con lo que ellos consideraban “un orden sacerdotal corrompido en Jerusalén”. Estos judíos, una parte de los esenios, se marcharían a las cercanías del Mar Muerto para fundar la Comunidad de Qumrán. Sin embargo, para abreviar, denominaremos a este grupo “La Secta”, pues sus métodos eran los propios de estas organizaciones.

El fundador de la Secta era alguien denominado “Maestro de Justicia”, que se consideraba elegido por Dios y poseedor del conocimiento que permitía interpretar la Torah (lo que hoy es el Antiguo Testamento) de la única manera correcta. Consideraba que el pueblo de Israel se había corrompido y que la ira de Dios se abatiría pronto sobre el mismo. La única manera de salvarse era ingresar en la Secta y cumplir estricta y escrupulosamente los preceptos de la Torah, del modo indicado por el Maestro de Justicia. Adelantaré que este personaje falleció sin haber visto la llegada del fin del mundo y que la Secta no le sobrevivió durante mucho tiempo, disolviéndose en el siglo I después de Cristo.

Para ingresar en la Secta debías ser judío, hombre sin imperfecciones físicas y estricto cumplidor de la Torah. Durante un año permanecías en la Secta sin poder comunicarte con nadie, ni siquiera con los propios sectarios. Después tenías que jurar seguir las enseñanzas del Maestro de Justicia, cumplir las reglas de la Secta y odiar a todos los que no estaban dentro. Dejabas de tener bienes y estabas sometido a la más estricta disciplina. La disensión se castigaba duramente, incluso con la pena de muerte. Pero era la única forma de salvarse cuando llegara el inminente fin del mundo… o al menos eso es lo que ellos decían.

César Vidal va contraponiendo diversos aspectos de la Secta (el Maestro de Justicia, sus seguidores, su mensaje) a la figura de Jesús, sus discípulos y sus enseñanzas.

El mensaje de Jesús no podía ser más distinto: todos los seres humanos sin distinción podían salvarse si creían en Él y, de ese modo, creían en el Padre que Le había enviado. Naturalmente, el mundo llegaría a su fin; pero todavía iba a transcurrir un paréntesis histórico antes de que el Reino de Dios, iniciado con Cristo, llegara a su plenitud con el fin de los tiempos.

Y aquí estamos. Todavía.

MENTIRAS DE LA HISTORIA… DE USO COMÚN

Tiene 287 páginas.



César Vidal recopila en esta obra una serie de mitos, es decir, de mentiras históricas más o menos aceptadas en general, y se dedica a demolerlas “lenta y meticulosamente”.

Se agradece que alguien se atreva a oponerse a “lo políticamente correcto”, pero… No estoy seguro de hasta qué punto el autor selecciona las fuentes que le interesan e ignora las demás. ¿Realmente cuenta las cosas tal y como ocurrieron, o simplemente consigue que las fuentes “digan” lo que él ya tiene pensado de antemano?

Estas dudas se plantean con mayor fuerza en esta ocasión, debido al escaso rigor literario de la obra. Y es que estamos ante un vulgar copipeist. La mayoría de las “Mentiras” ya habían sido tratadas en obras anteriores y aquí sólo se muestran algunos pedazos de esas obras. Vamos, que en ocasiones la lectura avanza a trompicones, como si de un DVD rallado se tratara, con lo cual la coherencia interna se resiente bastante.

Me molesta mucho que César Vidal ni siquiera se haya molestado en corregir las erratas; éstas se reproducen fielmente de copipeist a copipeist (y tiro porque me toca). Por ejemplo, cuando se hablaba de Lenin en “El Talón de Aquiles”, se podía leer que la segunda batalla de Ypres tuvo lugar entre el 22 de abril y el 25 de mayo de 1915… ¡pero luego podía leerse que esa misma batalla había tenido lugar entre el 31 de julio y el 10 de noviembre de 1917! Naturalmente, la errata se reproduce fielmente en uno de los capítulos de “Mentiras”. Ya sé que es una tontería, pero este tipo de “puñetazos” confunden al lector y le impiden sumergirse plácidamente en la lectura.

Es cierto que hay algunos capítulos “inéditos” (también con algunos fallos, debidos a las prisas), pero ello no justifica la decisión de rellenar el resto del libro con el contenido de otros, sólo para poder decir “mira cómo saco 18 libros al año”. Si cantidad y calidad van reñidas, entonces es preferible optar por esta última y hacer bien unas pocas cosas, en vez de montar una gran chapuza.

Me hace gracia que al final de cada capítulo se añada la coletilla “y afirmar esto es una mentira histórica”. ¡Como si una miserable expresión pudiera convertir por sí sola lo nuevo en viejo! Deplorable. Ocurría otro tanto con “El Talón de Aquiles”: siempre se empleaba esta expresión al terminar el capítulo. Tanto éste como el anterior son prescindibles. De hecho, los volúmenes interesantes de la “Biblioteca de César Vidal” se reducen a la mitad (o puede que todavía menos) si se tiene en cuenta que en muchos libros se hace poco más que repetir lo ya escrito en otros.

Y ahora, como un desafío que (por algún motivo) me he propuesto a mí mismo, voy a ir haciendo una breve referencia a cada una de las “Mentiras”.

MENTIRA I – “Jesús no es mencionado fuera de las fuentes cristianas” (14 páginas). El tema fue tratado antes, por ejemplo, en “Jesús y los manuscritos del Mar Muerto”.

MENTIRA II – “Arturo fue Rey” (10 páginas). César Vidal escribió un libro entero (historia novelada) sobre el tema.

MENTIRAS III y IV – “Abd-ar-Rahmán III fue un califa ilustrado” (18 páginas) y “Los cordobeses y los sevillanos descienden de los árabes” (12 páginas). Ambas mentiras son tratadas en “España frente al Islam”.

MENTIRA V – “Enrique VIII fue protestante” (10 páginas). Todo lo referente a la Reforma ha sido tratado, antes y después, en muchos libros de César Vidal; por ejemplo, “Cambiaron la Historia”.

MENTIRA VI – “Nostradamus acertó en sus predicciones del futuro” (10 páginas). Bueno, esto SÍ es inédito. Lo digo sin ironía.

MENTIRAS VII a IX – “Cataluña es una nación” (10 páginas), “La lengua valenciana es el catalán” (12 páginas) y “Los vascos no son españoles” (12 páginas). Seamos sinceros: ¿cuándo no habla César Vidal de lo pernicioso que es el nacionalismo?

MENTIRA X – “Hitler fue el primero en utilizar el gas para exterminar a los civiles” (8 páginas). No, fueron los bolcheviques; César Vidal lo explica en otros libros.

MENTIRAS XI a XVI – “Los republicanos españoles eran demócratas” (12), “La II República fue proclamada democráticamente” (10), “El Frente Popular ganó las elecciones de febrero de 1936” (14), “Los intelectuales apoyaron a la izquierda durante la Guerra Civil española” (12), “Carrillo no fue responsable de las matanzas de Paracuellos” (28) y “Franco ganó la Guerra gracias a la ayuda extranjera” (32). César Vidal ha dedicado muchos libros a este conflicto y sus antecedentes, pero con “La Guerra que Ganó Franco” y “Recuerdo 1936” ya puedes hacerte una idea del contenido de los demás.

MENTIRAS XVII a XX – “McCarthy cayó por su paranoia anticomunista” (, “Allende fue un demócrata” (20), “Ariel Sharon provocó la segunda intifada” (10) y “El ejército israelí mató a Mohammed al-Dura” (10). Esto sí es nuevo.

Muy interesantes las dos últimas “Mentiras”, en las que queda patente cómo los palestinos utilizan como arma la manipulación de los medios de comunicación. ¿Recordáis los sucesos de la Cañada Real? Cuando aparecía una cámara, los moros se ponían a llorar; pero en cuanto se iba, volvían a lanzar piedras y ladrillos. La solución para los desalojos: utilizar un ejército de cámaras.

NOTA – No pretendo emplear la palabra “moro” en sentido despectivo. Como escribió Arturo Pérez-Reverte en una ocasión, es una de las más bellas palabras de nuestro idioma; aunque su favorita sigue siendo “ultramarinos”.

En fin, redondeando comprobamos que, de unas 300 páginas, sólo 60 son “inéditas”. Es decir, el 80% del texto es un copipeist más o menos descarado.

Esto me ha abierto los ojos: de ahora en adelante, seré mucho más selectivo con los títulos de esta colección.

POR QUÉ SOY CRISTIANO

250 páginas, tamaño de fuente considerable.



El hombre copipeist ataca de nuevo. Empezaré diciendo que esperaba algo más de este libro; o, por lo menos, algo distinto, más en la línea de lo que hizo C. S. Lewis en su “Mero Cristianismo”. Sin embargo, César Vidal se limita prácticamente a picotear de éste y de aquél otro de sus antiguos libros para construir un conglomerado que, con la excusa de “y por esto soy cristiano”, se nos intenta presentar como algo totalmente inédito y novedoso… ¡Narices!

Por unos motivos u otros, he ido acumulando varios libros de Vidal de temática religiosa: “El Hijo del Hombre”, “Jesús y los manuscritos del Mar Muerto” y éste que ahora nos ocupa. La impresión que a uno le queda es que César repite más o menos lo mismo pero con distintas palabras, de tal modo que al lector no le quedan las cosas claras y el pobre iluso, creyendo que podrá resolver ulteriormente sus dudas, sigue comprendo libros a ver si se entera de una puñetera vez “de qué trata todo esto”. Es el camino que yo iba siguiendo… pero ya he visto la luz y dudo mucho que yo también vaya a caer en la trampa.

Bueno, dejémonos de prolegómenos y empecemos con el libro en sí.

En los tiempos que corren, ser cristiano está mal visto. Se trata de vender la idea de que los cristianos no son más que unos amargados que siguen un montón de reglas absurdas, pretendiendo que los demás también las sigan para que así todo el mundo esté amargado; o la idea de que los cristianos son una pandilla de retrógrados que se oponen al “progreso” que supone, por ejemplo, el aborto o la eutanasia.

Vivimos en la cultura de la muerte. ¿Qué sentido tiene ser cristiano? ¿Merece la pena desmarcarse y luchar contra “la ola”? César Vidal dice que sí y lo explica en las páginas de esta obra, diferenciada en tres partes claramente.

En la primera parte, refundiendo más o menos caóticamente lo escrito en otros libros, Vidal aborda el origen de la cuestión: el punto de partida del Cristianismo; la vida, muerte y resurrección de Cristo; la autenticidad y la veracidad de las Sagradas Escrituras; el cumplimiento de numerosas profecías en la persona de Cristo; las referencias a Jesús en fuentes no cristianas; etcétera. A veces, el efecto copipeist es bastante palpable; se emplean en ocasiones expresiones tales como “ya había explicado antes que”… ¡cuando resulta que es la primera vez que se menciona ese tema en concreto!

También da la impresión de que Vidal, a veces, mete a la fuerza parrafadas más o menos interesantes que, sin embargo, tienen poco o nada que ver con lo escrito inmediatamente antes; como si ya lo tuviera escrito desde hace tiempo (por ejemplo, en otro libro) y ahora hubiera decidido colocarlo aquí también, para rellenar… y a la coherencia, a la continuidad y a la linealidad, ¡que le den morcilla!

En la segunda parte, César explica cómo el Cristianismo da una respuesta a los grandes interrogantes que se plantea el ser humano: de dónde vengo, a dónde voy, qué es el amor, qué es la muerte… Aquí, el autor no copia fragmentos de sus libros anteriores. Qué va. Aquí, el autor copia directamente de la Biblia. En serio, me parece mucho morro poner extensos fragmentos de las Epístolas de San Pablo y luego decir “qué libro más majo me ha quedao”. Se ha quedao… pero con los lectores. Habría bastado con una reseña al pasaje de las Escrituras en cuestión, pudiéndose haber ahorrado papel y tinta; quién sabe cuántos árboles se podrían haber salvado de ese modo.

Comprendo que aquí sí se procura obtener una cierta homogeneidad, y que por eso no se remite a la Biblia sino que se incluye la Biblia, con el objetivo de facilitar la tarea a quienes no dispongan de una en su casa; pero tengo activado el modo “anti César” y esto también me ha mosqueado.

En la tercera parte, Vidal enumera los logros y avanzas que ha supuesto el Cristianismo en la historia de la Humanidad. Realmente, es un resumen de un tocho que escribió sobre el tema hace tiempo; como no me lo he leído, esto sí ha resultado “novedoso” para mí.

Entre los avances se incluye: la defensa de los débiles (mujeres, niños, esclavos, pobres, enfermos), sobre todo si comparamos con el desolador paganismo del Imperio Romano; la preservación de la cultura y el fomento de la educación; las libertades individuales; la génesis de las democracias; la adopción de las primeras leyes de carácter social…

El libro concluye con un resumen de “25 razones por las que soy cristiano”, algunas conclusiones y un apéndice sobre Jesús en las fuentes no cristianas (que, naturalmente también se puede leer en alguna otra de sus 35 obras sobre el tema).

Me fastidia la desidia y poca seriedad con la que Vidal se toma el trabajo de corregir las erratas: así, se leen cosas chocantes como que “hay que obedecer a los hombres antes que a Dios” o que “soy cristiano porque gracias al Cristianismo NO se aprobaron las primeras leyes sociales”. Como en aquella Biblia en la que, debido a una errata, se podía leer que uno de los mandamientos era “cometerás adulterio”.

También me fastidia que Vidal haga propaganda del protestantismo. Vamos, que a partir de la Reforma, fueron los protestantes los que consiguieron que todos supieran escribir y leer, los que consiguieron que volviera a existir la democracia, los que consiguieron que se valorara el trabajo y el esfuerzo… mientras que los católicos no eran más que unos caciques analfabetos y despóticos. Sería bonito poder creerlo… de no ser porque ya no me puedo fiar de lo que diga este señor. Aunque reconozco que esto que he escrito es una exageración; en el libro, no existe una polarización tan acusada.

Sin embargo, no puedo evitar recordar que Lewis, con su “Mero Cristianismo”, consiguió una obra universal que podía ser leída sin reparos por todos los cristianos, sin sentir que su concreta confesión religiosa estuviera siendo atacada. En cambio, César Vidal, el señor copipeist, no duda en hacer apología de la superioridad moral (y, vamos, en todos los demás sentidos) del protestantismo sobre el catolicismo.

Desde luego, César Vidal no es C. S. Lewis.

PD – Y si los protestantes son tan buenos… ¿Cómo se explica el genocidio de los indios en América del Norte? Lo digo porque en América del Sur, colonizada por los católicos, aún existe una abundante población indígena. ¿Acaso no hicimos bien nuestro trabajo?

Chacal escribió:

PD – Y si los protestantes son tan buenos… ¿Cómo se explica el genocidio de los indios en América del Norte? Lo digo porque en América del Sur, colonizada por los católicos, aún existe una abundante población indígena. ¿Acaso no hicimos bien nuestro trabajo?

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Deduzco, por tu gesto de perplejidad, que ese párrafo requiere una explicación.

Fíjate en el siguiente razonamiento.
-Los protestantes son muy buenos y lo hacen todo bien.
-Los protestantes prácticamente exterminaron a los indígenas de América del Norte.
-Exterminar indígenas está bien.
-Los católicos no exterminaron indígenas en América del Sur (por lo menos no a tantos).
-¿Acaso los católicos no actuamos correctamente?

Esta última pregunta es retórica y además tremendamente irónica. Naturalmente, creo que, en ese aspecto, la situación evolucionó más favorablemente (al menos para los indígenas) en América del Sur que en América del Norte.

Puesto que no creo que vaya a postear nada sobre los libros de César Vidal en mucho tiempo (todo esto que he ido posteando estos últimos días se me había ido acumulando... y era una especie de pedo que tenía que soltar antes o después), podemos comenzar un intercambio de pareceres sobre el tema. ¿O qué tal un hilo para un debate en la sección general? Por otro lado, quizás el tema no dé mucho más de sí... Lo mejor es que, cuando nos veamos, le dediquemos cinco minutos al asunto, y luego a otra cosa.

En resumen: no estoy a favor del exterminio de indígenas. Naturalmente, que los protestantes llevaran a cabo ese exterminio no significa que lo hicieran todo mal; pero también sería falso afirmar que su conducta es intachable en todos los sentidos.

Una religión que se califica como más o menos buena, por el número de indigenas que extermina, creo que esta equivocada desde la base.

Todo esto es un despropósito. Tu brutal afirmación tiene el único propósito de descalificar a la religión... ¡partiendo de una ironía un poco bestia! ¡Fue una broma subida de tono! Si te lo tomas como si yo lo hubiera dicho en serio, entonces podemos llegar hasta el absurdo y más allá. A partir de ahora, tendré que andarme con más cuidado a la hora de elegir mis palabras, para evitar que vuelva a ocurrir algo parecido a esto.

Que gore....

Por mi me pareceria bien hacer algún debate de religión o algo así, desde luego algo de polemica habria,
aunque solo fuera Javi por un lado y Aniki y yo por otro.

YA hemos tenido un debate sobre religión. Vuestra postura quedó muy clara al respecto: la Iglesia es mala, no necesitamos a Dios, prendámosle fuego a las iglesias y violemos a las monjas...

¡MALDITOS ROJOS ATEOS, YA ESTOY HARTO DE VOSOTROS Y DE VUESTRA MIERDA DE PROPAGANDA DE LA KOMMITERN!

Pues ala, que os den por saco, porque yo ya no pienso seguir aguantando esto.

ABANDONO EL FORO DE MANERA DEFINITIVA.

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