Parece que el jefe de la banda no necesita nada más, se acerca a vosotros con los ojos encendidos como brasas, al pasar, os arrea un fuerte guantazo a cada uno. Sin detenerse sigue caminando hacia Lorenzo, el cual llega poco después que vosotros, parece tener la mirada perdida y estar tan cansado que apenas puede hablar.
El hombre al que llaman el jefe, que se acercaba con el arma desenvainada, clava su ajada espada larga en el pecho del hombre, este intenta hablar y decir algo, pero el lacerante golpe ha conseguido encharcarle los pulmones de sangre, y por lo tanto solo emite una especie de gorgoteo.
Al caer el cuerpo sin vida al suelo el jefe le escupe. Os fijais en que el otro compañero, lejos de parecer sorprendido, casi se muestra alegre por la muerte de su camarada.
-Estoy harto de esto y de vosotros pequeños mocosos. Mañana llegaremos a Cedonia, y estoy deseando desacerme de vosotros. Francamente, espero que se os caigan las manos trabajando en la mina.
Al cabo del rato escuchais a los dos hombres hablar entre ellos, parecen estar poniéndose de acuerdo en cuanto a los turnos para la guardia. Después de no mucho parecen ponerse de acuerdo, el jefe se echa a dormir mientras el otro se queda junto al fuego.
Por prudencia intentais manteneros despiertos, sabeis que será más seguro, que aunque uno de ellos halla muerto aún siguen siendo dos tipos peligrosos.Y sobre todo teneis muy vivas todas las pelabras que dijo el "jefe" sobre las cosas que le haría a Keira.
Sin embargo estais demasiado cansados. Aún sin fuerzas os visteis forzados a correr y apenas habeis podido comer nada. Estais tan destrozados que por mucho esfuerzo que poneis os terminais quedando dormidos apenas a los cinco minutos.
Para sorpresa vuestra lo sieguiente que veis es el amenecer.
-Para el mediodía podemos estar en las faldas de las Sierras Blancas, pero para ello tenemos que ponernos en marcha ya. Comeos esto antes de subiros al caballo.- dicho esto el jefe os lanza un mendrugo de pan a cada uno.
Cuando os lo terminais os subís al caballo, una vez allí os atan las manos.
El viaje se sucede en silencio, no parecen estar de humor para hacer comentarios. Llevan el caballo "enganchado" al caballo del jefe y al del otro secuaz y durante horas cabalgais a buen ritmo.
Tal y como prefetizó el "jefe" cerca de la hora de comer os encontrais en las faldas de las imponentes sierras blancas.
Admirais el tamaño y gradiosidad de las montañas mientras descabalgais de los caballos. Os vuelven a dar algo de pan para comer. Cuando vais más o menos por la mitad veis aproximarse a un joven.
Parece venir de las montañas y ya esta lo suficientemente cerca para que podais ver, con mayor o menor claridad, sus rasgos, parece tener el pelo blanco como la nieve y la tez clara. Lleva una espada larga colgada de un cinturón y sus ropas parecen ajadas, no lleva ningún tipo de armadura.
El amigo del "jefe" se acerca al muchacho, éste, antes de que el tipejo le llegue a tocar extiende su mano derecha, os fijais en que mueve la boca pero estais demasiado lejos para escuchar lo que dice, acto seguido, de la palma del muchacho aparece una oscura esfera que parece estar hecha de pura energía oscura. Ésta vuela a velocidad vertiginosa hacia el secuestrador y le impacta con una fuerza tal que le hace un agujero en el pecho, a través de el podeis ver la figura de la muerte vestida de joven de pelo blanco.
Acto seguido desenvaina la espada y espera la embestida del "jefe", este carga con fuerza, pero el muchacho detiene el golpe con su hoja y con un grácil movimiento hace a un lado la espada del hombretón, acto seguido y desde una posición favorable le lanza un devastador ataque dirigido al cuello desprotegido. La cabeza del jefe voló, por lo menos, dos metros.
Sonriendo el joven envaina el arma y se acerca a vosotros...