La forja del Miedo. Historia de los Cuartos.

Los choques de metal sobre metal cada vez se van haciendo más sonoros. Notáis que los golpes son cada vez más vigorosos y sentís que hay alguien más que esta forjando. Através del tapiz del tiempo escucháis una voz.

-¿Cómo puedo deciros lo que se siente al perder la humanidad? Esta búsqueda me lo ha terminado por arrebatar todo, absolutamente todo, incluso mi propia voluntad.
No he secumbido a la locura, como hicieron las Quintas. Mi destino es mucho más trágico, pues tuve que tomar la más terrible de las decisiones para conseguir dar un paso más en esta triste historia.

Mi nombre es Devereux Diodorus, y soy el último Cuarto. Conmigo morirá, cuando tenga la suerte de morir, la Cuarta rama de la Orden. Espero que estas últimas palabras os ayuden a vosotros, los que venís del sur, los Portadores, a terminar con el mal con el que nadie a conseguido acabar. Si alguien ha tenido alguna vez la oportunidad sois vosotros.

Ahora todo esta perdido, al menos para mi, pero todavía soy lo suficientemente humano como para poder daros el conocimiento que llegó hasta mí por parte de mis maestros.

Todos los buenos herreros saben que no es solo cuestión de golpear cientos de veces el metal, no es solo la temperatura del fuego o la presteza con la que se pone a enfriar el metal. Los mejores sabemos que la verdadera calidad se consigue con la mezcla. El maestro Cedryc, a quien llamamos el gran codificador hizo dos grandes escritos. Uno de ellos catalogando todas las armas y grandes maestros y estilos de forja. El otro acerca del correcto arte de la forja.

El líneas breves podríamos decir que la forja verdadera es la historia de una vida. Ésta no es nada sin la experiencia compartida de los sucesos, y por tanto, un metal abandonado en la forja seguirá siendo eso si no se le añade nada más.
Aparte de las grandes obras mágicas. Donde reside especialmente la buena forja es en la sencillamente pura, la que solo requiere metales.

La belleza de este estilo de forja es que no hay nada supérfluo, que todo el mundo lo puede hacer, y que, como las etapas de la vida, esta dividida en tres partes, o en tres elementos indispensables. Si bien la vida comprende la niñez, la madurez y la vejez. De la misma manera la forja comprende tres etapas, la preparación del cobre, la infusión en el hierro, y la corrección con el acero.

Cada una de estas etapas son igual de importantes, aunque haya, como en la vida, alguna de mayor duración que otra.

Será éste mi esquema, pues ahora, al borde del pricipicio de la existencia lo único que me queda es el goce de la forja.

La Preparación del Cobre.


El cobre sirve para dotar de agilidad y movilidad la hierro, que por definición es inmovilidad. Es accesorio a lo principal, pero su participación y su correcta preparación lo es todo, ya que una hoja con un cobre mal preparado puede ser demasido débil y quebrarse fácilmente.

En mi vida el cobre es el pasado que me viene dado por la Ordo Dracul. Son mis compañeros de armas y mis hermanos.
Los Cuartos somos los forjadores de la Orden. A menudo hemos forjado armas o armaduras a quienes nos lo han pedido. Pero además somos los exploradores. Cuántas veces habré sentido el viento al correr por las interminables llanuras de Hendell, o el frío al trepar por las montañas de Hauffman. Ya nada de eso podré hacer, pues mi existencia dejará de ser mía, y todo por haber obedecido a una Orden que no me dió nada, ni siquiera me dio la oportunidad de conocer al Primero, si es que realmente existe.

El maestro Ian fue el que hizo llamar a sus compañeros de armas para que acudieran a la Cordillera de los Vientos. Había descubierto lo que nadie sabía, la existencia de quien se haría llamar Adrian Budarin, el señor de los lobos y licántropos.

Este aviso sirvió para poner en alerta a la Orden, pero quizás llegamos demasiado tarde. En mis conversaciones con Adrian éste me habló de los pecados cometidos por el Tercero.

Diederick, el Séptimo, se equivocó, no fue el maestro Gavril, quien marchó con el Segundo, sino que fue Nansen, el Tercero, quien lo hizo. Puede que ellos siempre hayan estado apartados de Dios, yo, por mi parte, he sido abandonado por un Dios que me trajo para cumplir una misión y morir, y he sido traicionado por una Orden cuyo líder ni siquiera he podido conocer.

Sin duda, una gran aportación a la Orden fue la del maestro Gavril, quien junto al Segundo, Viorel, consiguieron encontrar una forma de sellar el arma del enemigo. Pero eso es historia del Hierro, y allí debe ser contada.


Ahora la Ordo Dracul esta apunto de sucumbir al enemigo que persiguió. Lo que pase después no lo puedo decir...

La infusión del hierro.

El hierro es el elemento sobre el que se trabaja en la forja, el que se moldea y al que se le añaden otros y luego se depura hasta haber dejado el producto final. El hierro es por tanto, la esencia de la hoja o la pieza.
Lo que para nosotros era la esencia era La espada.

Como forjadores siempre nos lo preguntámos, ¿Qué es? Esta claro que la espada del enemigo no es una espada y no es un objeto común u ordinario, incluso comparándolo con otros objetos extraordinarios. Por tanto la clave podía estar en ¿cómo la consiguió?
Su poder esta fuera de toda medida, y a su estudio, uno a uno, nos entregamos.

El maestro Cedryc, hizo su gran códice para intentar encontrar en algún otro rincón del mundo una pieza que fuera similar a la que el enemigo usaba. Sin embargo, tras larguísimos años de estudio no encontró ni obra ni maestro que hiciera algo similar.
Los estudios siguieron al igual que lo hicieron los miembros de la Ordo. Ahora podemos decir que el arma es del tipo latente.
Este tipo de armas extraordinarias no enseñan todas sus capacidades desde el principio. Se encuentran atadas a ciertas formas, y sucesivas liberaciones van mostrando más y más el poder de la espada.

Hasta este momento se le han visto dos liberaciones a la espada, pero no podemos afirmar si son todas las que hay o si todavía guarda más sorpresas. Lo que sí podemos decir es que siempre que se den ciertas condiciones, no sabemos decir cuáles, puede pasar de una forma a otra sin haber tenido que pasar por la intermedia.

Por lo que hemos estudiado la hoja tiene la capacidad de absorver, sangre, poderes...
No estamos seguros de la naturaleza de ese poder, pero sí podemos decir que es único. La duda que no hemos conseguido despejar es sí ese poder se puede considerar como tal o no.

Aquí entre los nuestros hay dos teorías, los que defiende que es un poder en sí mismo dicen que dada la potencia y el uso de esas habilidades esta claro que debe de haber sido un poder puesto en el arma ex profeso. Sin embargo, la otra teoría defiende que esos “poderes” de absorción vendrían a ser una especie de efecto secundario provocado por la verdadera apariencia del arma en latencia. Es decir, que el arma se comporta de esa manera porque se encuentra prisionera.
Difícilmente puedo yo, un caído, decir cual es la teoría correcta, ya que mis maestros siempre fueron grandes sabios. Así mi papel no será el decir cual es la verdad sobre ese arma.

El maestro Gavril y Viorel hicieron un gran descubrimiento. Pensaron que, independientemente de las cualidades del arma, si conseguían separarla de su amo, podrían luego sellarla de forma que no se pudiera saber su localización, ya que externamente no podría emitir ningún tipo de energía que delatara su presencia.
El maestro Gavril era el único que podía dar forma a la energía que otorgaba el Segundo, y así forjó un artefacto capaz de sellar el arma. Las instrucciones que se dieron luego para su sellado se deben al carácter religioso de nuestra Orden, y así, pasara lo que pasara cualquier miembro podría, siguiendo las instrucciones, sellar el arma de forma que no puediera ser fácilmente descubierta.
Sin embargo con esto tampoco avanzamos mucho. Si queremos realmente saber cuales son las propiedades del arma debemos de investidar qué es, cómo la consiguió El.

Y ahí, es donde entra mi propia historia...

La corrección con el Acero.


Cuando se ha preparado el cobre, y se ha mezclado debidamente y en su justa proporción con el hierro, tras golpear a éste las veces que haga falta, la pieza entera debe ser cubierta con una finísima capa de acero. Esta nueva capa, y la tanda de golpes que requiere consigue eliminar las imperfecciones que quedan en el hoja o en la pieza y dota de mayor nobleza a la pieza.
Cuando ví que los sucesos estaban derrumbándose demasiado rápido decidí venir aquí. En Hymir podría seguir mi estudio, porque sabía que cerca estaba Adrian.

La primera vez que escuché a los lobos en mi puerta aproveché para preguntar si eran ciertos los rumores sobre lo que hizo el Tercero. Más tarde decidí viajar yo mismo hasta allí.
No me había mentido.

Poco a poco fui usando nuestras conversaciones para saber más cosas de Él, y sobre todo, de su Arma, que era lo que a mí me interesaba. Desgraciadamente con cada palabra una parte de mi era entregada a la oscuridad, pero debía saber cómo obtuvo el arma. Estaba seguro de que no la había podido forjar Él mismo, debía de haber entonces otra explicación, ¡pero cual!
Pasaron los meses, y sentí mi alma cada vez más débil. Aproveché para seguir escribiendo lo que iba aprendiendo del enemigo, posiblemente nunca ningún miembro de la Ordo Dracul pudo obtener tanta información del Enemigo. Sin embargo seguía sin saber lo que más quería.

Hasta aquella noche...
Yo ya estaba casi consumido, mi alma no podía aguantar más y me reuní una noche más con Adrien.

Le hice la pregunta. Me dijo el precio.

Accedí.

-El Arma le fue entregada al Maestro por una mujer de larga cabellera de negro azabache que Él no conocía. No puso precio al regalo, salvo que la usara.

Cuando Adrien me dijo aquello volví aquí y me preparé para hacer guardar estas memorias.
Por la información sobre esa Arma lo perdí todo. Espero que vosotros, los portadores, podáis hacer uso de esa información, pues siempre supe que yo no viviaría para ver un mundo sin el Enemigo, sino que mi vida era solo escribir unas pocas líneas en el libro de la Ordo Dracul.


Espero que al menos vosotros entendáis mi sacrificio...