Hacia Albídion. ¡¿Dónde esta el Cardenal?!

Para regocijo de los fieles el XIII Cardenal ha regresado después de pasar una temporada llevando la palabra del señor a tierras impías y en conflicto.

La nota se extiende algo más pero nada relevante. Las palabras tardan en calar en vosotros pero cuando levantas la vista del papel encuentras la mirada de Yulan, quien emocionado te dice:

-Debemos ir y terminar lo que Khalib empezó. Es hora de llevar a cabo su venganza, por el y por toda la Ordo Dracul. Es hora de que terminemos toda esta historia.

Estoy a punto de contestarle, pero luego me paro al recordar si eso llegaría a servirle, si eso siquiera surtiría algún efecto sobre él, peor al final decido responderle, ya que espero y confío en que en el tiempo suficiente le entre en la mente las palabras que le dije, solo con la esperanza de que me escuche:

-No –le contesto- recuérdalo, no lo hacemos por venganza, sino para evitar una nueva generación de la Ordo Dracul, y las víctimas que sufren de estos conflictos, recuérdalo.
Le digo eso, pero en sus ojos veo una interpretación totalmente diferente, me responde, pero ya sé que me va a responder por sus ojos cada día más oscuros:

-Y para qué, el fin no difiere de lo que vamos ha hacer, vamos a matar a todos los que estén ahí, y vamos a vengarnos de lo que le hizo el Cardenal a Khalib en su momento.

No me extraña después de lo que sé de él que me diga lo mismo que he pensado o algo parecido, por lo que a no poco más salimos de Du´Lucart hasta el puerto de Argos que nos llevará hasta la Fe.
Nuestro único objetivo tangible y que puede ofrecernos respuestas es el Cardenal, pero para llegar hasta él tenemos que ser más listos que Khalib, tenemos que ser mejor que él, sino ni siquiera llegarmos hasta las puertas de la fortaleza de Albidión.

Intento pensar qué hacer, pero no se me ocurre nada, mis noches las paso en vela forzándome a mí ha tener mejores ideas que me permitan sobrepasar estos obstacúlos, ya que me figuro, y no sin información, que hay algo más que el Cardenal de lo que está en juego, toda Gaia para empezar.

Pero no se me ocurren ideas, las lunas van apareciendo sin que se me ocurra nada que nos impida una muerte segura, y no es hasta que el miedo de una muerte asegurada me corroe en mi mente al ver la frontera de Argos cuando se me ocurre una idea, que nos puede llevar hasta el Cardenal o que nos dejará en la peor idea jamás ocurrida:

-Yulan -se lo digo a él porque necesito saber hasta qué punto está de acuerdo con mí idea y hasta qué punto es capaz de ayudar –creo que tengo una idea para poder llegar hasta la gran fortaleza de Albidion, nos haremos pasar como miembros de la Ordo Dracul, nos haremos pasar por el Séptimo y el Sexto, yo soy guerrero y tu eres mago, ambos poseeemos la información de la Ordo Dracul y podemos sacar los instrumentos especiales de la Ordo Dracul, además la Orden XIII solo responde ante el propio cardenal por lo que solo recibiremos respuesta ante él mismo y le comunicaremos que hemos conseguido matarle a Él, y tenemos una copia de lo que él dejó grabada, ni el Padre Alexias quien fue quien nos torturo puede impedirnos recibir una audiencia ante el Cardenal porque la Orden XIII solo respondía ante el Cardenal, y nosotros sabemos de la Ordo Dracul más que cualquier miembro, no tenemos que decir que conocemos quien es el primero o Khalib, simplemente decirle que los hemos matado y que pediremos la vida de muchos de nuestros compañeros, que hemos sido entrenados de forma fortuita, yo diré que me entrenó Fabrizio antes de morir y tu podrás decir que te entrenó Emil en el barco antes de que nosotros entráramos y Elizabeth le matará.

>>Con ésta idea en mente tenemos carta blanca para pode recibir una audiencia ante el Cardenal, y una vez infiltrados podemos sa afrele información no solo sobre él, sino sobre la sombra que lo maneja, ¿no crees yulan?

Una vez que empezais a daros cuenta de que es hora de terminar con todo esto también empezais a vislumbrar lo dura que será la tarea. No solo deberéis embarcaros en otro viaje, sino que este os llevará hasta el corazón del enemigo.

Será una tarea difícil, pero no imposible. Se os ocurre haceros pasar por miembros de la extinta Ordo Dracul para así poder entrar donde nadie más podría. Sin embargo... aún quedan cosas por planear, decidís haceros con un mapa y una vez con él debeis señalar las rutas que hareis hasta llegar a la ciudad santa, una vez hecho eso también deberíais decidir si enviareis carta a Albídion avisando que los héroes regresan o si por el contrario simplemente os presentareis allí para dar la noticia de que el Enemigo ha caído.

El viaje esta apunto de comenzar y por tanto hay que planificar varias cosas a fin de que éste pueda llegar a buen puerto.

Nos pertrechamos debidamente para prepararnos hasta el viaje a Puerto Misrech, el lugar más cercano desde Lucrecio para tomar un barco que nos lleve hasta el puerto de La Fe en el principado de El Dominio, antes de tomar el barco llevamos varias provisiones pero no creemos necesario llevarlos porque el barco debería de tener víveres suficientes.

Hablo con Yulan en el barco:

-Creo que deberíamos hablar, necesito que me cuentes qué te ocurrio en la posada cuando viniste lleno de sangre, ¿qué te ocurre?, ¿es la magia la que te hace así?, estoy segura de que hay aspectos de la magia más positivos que te ayudarán a ser mejor persona sin ser peor mago.

Se hace reacio a responder pero procuro darle mi mayor atención posible, necesito no solo que esté en totalidad de fuerzas sino que quiero que sepa que tiene mi incondicional apoyo. Después de eso le sigo diciendo:

-Por último creo que deberíamos perfeccionar que hacer con el Cardenal, no creo que le guste que no le hallamos enviado ninguna misiva pero eso pueden leerlo ojos ajenos y curiosos que no nos benefician en nada, además somos la Ordo Dracul, estamos por encima de todo eso ya que las reglas y demás no nos interesan, hemos venido de cazar la criatura sobrenatural que más daño ha causado posiblemente a la Iglesia, a mí me recluto Willem antes de morir en la quema del Puerto Misrech por Adrien, quien había llegado tras salir de la aldea de Garrios, Willem iba a ir a encontrarse con Fabrizio y los supervivientes de la Ordo en Redgafer pero no lo llegó ha conseguir y me lo delegó a mí.

>>Tu por tu parte viniste desde el barco de Emil, te entrenó la niña en su tiempo libre, quien murió por un ataque de Elizabeth, por lo que Emil te nombró tu segundo. LLegasteis a Redgafer y tu maestro, Fabrizio y...-intento decir mientras saco el libro de los Séptimos y busco el nombre del Tercero- Trygg, eso Trygg, junto con Danteius destruyeron a Khalib y Elizabeth juntos, en un combate épico a las afueras del bosque de Gehena. Acabaron malheridos todos en últimas técnicas de poder que consumían el alma del portador, por lo que los únicos que sobrevivieron a la masacre fuímos tu y yo, la espada del primero no se encontró, no la llevaba encima y Adrien no apareció por ahí, pero con ésta historia tenemos excusa para las masacres producidas en Garrios, Puerto Misrech y Redgafer, además del hecho de que no tengamos la espada y sea creíble la gran muerte de Él, lo único que encontraron fue cerca de su cuerpo éste libro -digo mientras sostengo el pesado volumén donde está escrito a puño y letra de Khalib la historia del Primero- No lo leímos, directamente fuímos hasta Albidion, quedamos de acuerdo que nada de lo que haya escrito esa criatura merece ser leído, sino que solo se merece el olvido

>>¿Qué te parece?

Yulan parece considerar las opciones y medita detenidamente acerca de tu plan.

-Bien, supongo que podría funcionar. De todas maneras la Ordo Dracul se mantuvo en secreto durante cientos de años, así que creo que cuantas menos explicaciones demos acerca de nuestras actividades mejor. Esperemos que mostrar los símbolos de la Dracul y decir que trabajamos para la sección XIII sea suficiente para acercarnos al Cardenal. Una vez que estemos ante el... supongo que no tendrá sentido sostener la farsa.

>> Espero que estes preparada Keira, siento que se avecina nuestra última batalla. ¿Nos ponemos ya en camino o hay algo más que quieras hacer aquí?

Pienso qué responderle, no se me pasa el hecho de que no haya contestado a mi primera pregunta:

-Solo lo decía por si tenemos que darle explicaciones a alguien más que al Cardenal y las armas no basten, como mínimo en esa supuesta situación de desventaja al menos me gustaría que tuviéramos un mismo relato que contar, de todas formas si llegásemos técnicamente al Cardenal no sería necesario continuar mintiendo, simplemente dudo que lleguemos hasta allí así como así, procuremos también reducir nuestras energía para que no nos crean muy poderosos, los grandes suelen ser arrogantes y subestimarán nuestra fuerza, además debemos de dar la sensación de que los más grandes de la Ordo cayeron ante Khalib, solo así el cardenal accederá a oírnos ya que él más que nadie conoce la fuerza de Khalib y sabe el poderío que se necesita para derrotarle.

Le sigo mirando, está esperando la otra respuesta:

-No, no tengo nada más que hacer, compremos unos caballos y lleguemos hasta Puerto Misrech lo más rápido que podamos

Tras eso Yulan empieza ha irse, le paro con la mano:

-No me has respondido a lo primero que te he dicho, ¿por qué?, ¿crees que no puedo ayudarte o crees innecesario responderme?, ¿o acaso crees que no estoy dispuesta a creer lo que me puedes decir?, sabes que puedes confiar en mí, ¿por qué no lo haces?, no queda nadie más que nosotros dos para ayudarnos.

-¿Es que acaso crees innecesario responderme?-preguntas a Yulan intentando que éste se abra y te cuente qué ha estado haciendo estos meses.

-A ti no te importa.- es la respuesta seca del mago.- Durante mucho tiempo tu tuviste planes y secretos, ¿y ahora me vienes tu con eso de que solo nos tenemos el uno al otro? ¿acaso te he preguntado yo a ti qué has estado haciendo?

Dicho esto Yulan se da la vuelta y continúa su camino.

Más tarde, ese mismo día, os haceis con suministros para varios días así como con caballos, sabeis que podréis permitiros el lujo de parar donde haga falta a conseguir más alimentos, así como forraje para las bestias.

Vuestra primera parada esta al sur y no muy lejos, pero una vez allí todo se precipitará. Tras unos días de cabalgata por fin os acercais a Puerto Missrech, desde allí a apenas unos kilómetros, divisais las blancas cimas de las canteras de Lavín. Sabeis que bajo ellas se encuentraba la aldea de Garrios. Los recuerdos os empiezan a marear a medida que pensais en todo lo ocurrido desde que salisteis de allí. Si decidis embarcar os tocará dentro de poco dar explicaciones al guardia. ¿Que hareis?

Sin dejar mucho espacio para el recuerdo creeis conveniente buscar un navío que os lleve rápidamente hacia la isla del Dominio. Cuando lo encontrais veis que un grupo de sacerdotes esta embarcando en el pequeño barco, un grupo de guardias fuertemente armados vigila que todo se realice con normalidad mientras un funcionario revisa la documentación de los viajeros.

Observo y me doy cuenta de que va a ser complicado dar explicaciones de porqué vamos a Albidion directamente, es normal que haya un control tan excesivo, ya que hay guerra, no obstante intentaremos mantener el secreto todo lo que podamos:

-Yulan, vamos a intentar meternos en el barco diciendo que somos refugiados de Helenia y que queremos llegar hasta Albidion para reunirnos con nuestros padres, va a ser muy difícil que nos dejen pasar sin ningún tipo de acreditación, pero creo que no obstante esa es una solución mucho mejor que inventarnos el por qué no tenemos ningún tipo de acreditación inquisitorial, además a ellos el truco de la Orden XIII no les colará ya que es precisamente una orden secreta, además de que está el añadido de que si lo decimos comprometeríamos nuestra coartada para llegar hasta Albidion, no será fácil pero tenemos suficiente dinero como para intentar darles una "donación extra" a la Iglesia, siempre podemos decir que es dinero que nos dio nuestra familia para que saliésemos a estudiar en alguna universidad de Helenia. Recuerda, somos hermanos y refugiados que buscan un nuevo hogar ahora que la guerra entre la Alianza y Abel ha comenzado.

Dicho esto y sin ningún tipo de seguridad intento parecer confiada a los ojos de Yulan para que intentar ver que el plan puede funcionar, empiezo ha recortar lentamente los pasos que me separan del guardia que vigila el navío mientras los sacerdotes empiezan ha llevar las cajas:

-Disculpe -le digo de forma educada- necesitamos entrar en ese barco, mi hermano y yo necesitamos coger ese barco para llegar hasta Albidion, que es donde están nuestros padres
-¿De dónde venís?
-De Helenia, mis padres nos han enviado una carta para que fuésemos hasta casa ahora que la guerra ha estallado, no quieren que nos pase nada y hemos tenido que viajar durante semanas solo para poder coger este barco
-¿Y la carta?
-La rompimos buen señor -miento con seguridad y con los ojos brillantes del dolor que me afligue por haber roto la carta- no queríamos que la Alianza Azur nos tomará por rebeldes ya que hemos tenido que pasar por esos territorios para llegar hasta aquí, nos ha roto el corazón pero solo queremos volver ha ver a nuestros padres, que nos dieron un dinero para poder hacer el viaje, podemos pagarle más dinero si lo desea y si hace falta trabajaremos en el barco, pero no nos dejé aquí señor, no sabríamos qué hacer
-¿y esa espada? -dice señalándome la Razakurr
-De mi familia, Padre decía que tenía talento y me dio la espada de mi bisabuelo, quería que me alistara en el ejército pero soy una simple mujer y quería cuidar de mi hermano pequeño, es muy inteligente y hasta se ha traído los libros para estudiar - le digo al guardia mientas que observa en los ojos de Yulan así como el Ter Terrum- bondad buen señor, seguro lo comprenderá

El guardia me sigue observando, le cuesta tragarse la mentira, intento convencerle:

-Abel es bondadoso señor así como sus siervos en la tierra, ¿estas monedas le ayudarán a apiadarse de nosotros buen señor? -le digo mientras extraigo una bolsita de cuero, los ojos del guardia se asombran al observar que algunas son de oro y plata, pero no son muchísimo dinero para no llamar aún más la atención
-Podéis pasar
-Gracias buen señor, ven hermano, buscaremos un lugar para que puedas seguir estudiando

Tras hablar con el encargado, contarle la situación y quedarnos algún cuarto cerrado donde podamos descansar, sin llegar a cuento y sin que se espere mientras Yulan sigue otenado páginas que ha leído y memorizado una y otra vez de sus grimorios de magia le digo:

-Obtuve información del doctor Gustaff que nos acogió aquí en Puerto Misrech de que había una instalación secreta de Wissenchaft donde podían residir más personas como yo, después de buscarla por la zona de Bellafonte la encontré oculta en la presa que hay en uno de los grandes ríos, entré con mis nuevos poderes que había recibido de la experiencia con Khalib y de la sustancia que nos dio la mujer que se llevó la espada del primero, descubrí en la instalación docenas de mujeres exactamente iguales que yo, las salvé, destruyendo en el proceso la instalación y conocí a un hombre, Dieter Helms, que me ayudó, también hablé con las que eran como yo, psíquicas de diferentes poderes y vías, nos instalamos en el cuartel de la Ordo Dracul en el Bosque de Gehena y las dejé allí para que pensaran en qué hacer con su vida, por mi parte intenté buscar información del porqué el único lugar físico donde estaban los fresnos de la Ordo era un lugar tan oscuro como Moth, todo lo contrario del bello principado del Dominio. Después de hacerme aliado de un hombre de la organización de la Orden de Magus de la que seguro has oído hablar volví a la instalación, las que eran como yo prometieron ayudarme en todo esto que nos está pasando y formar una nueva Ordo de los cimientos de la Dracul, la Ordo Veritas.
Tras eso volví ha contactar con el de la Orden de Magus, le ayudé a detener una catástrofe que estuvo a punto de reducir a ruinas la ciudad más importante de Moth, Torda, a cambio de la localización de una anfora maravillosa que restañaba cualquier herida inflinguida a un cuerpo humano, en las profundidades de la Ciudadela, en Galgados, lo que me devolvió mi rostro.

>>Después de todo eso y sin darme cuenta ya habían pasado los 6 meses y tuve que volver al Desierto de las Almas Perdidas, prácticamente y en resumidas cuentas eso es todo lo que me ha pasado en este tiempo, no te lo he dicho porque duele contarlo, duele decir que no eres más que una manufactura de hombres poderosos con intenciones codiciosas, duele decir que no eres más que una silla o una mesa y duele aún más hacer tratos con un hombre que está en esa organización como es Wissenchaft, duele decir que eres parte de algo mucho mayor que tu y nadie te pregunto si eso era lo que querías. Pero nunca fue porque no quisiera decírtelo o porque no confiaba en tí, sino porque a veces las palabras salen de tu boca sin llegar a los oídos.

Me levanto, me siento más aliviada, sonrío a Yulan:

-Te quiero Yulan, no lo olvides, ya que yo no lo hago, además sé muy bien quien es el único con el que puedo contar.

Después de contarle a Yulan qué hiciste en ese período de tiempo tras la derrota de Khalib Garrios decidis dormir y así mantener las fuerzas.

Durante los días que dura el trayecto procurais no salir mucho de vuestro camarote para llamar la atención lo menos posible. Durante ese tiempo te preguntas cómo puede ser que te hayan dejado acceder de forma tan fácil al barco. En tiempos de crisis no se suelen hacer excepciones, ni tan siquiera por niños o refugiados, y además sabes muy bien que no tienes aspecto de refugiados normales. Puede que fuera por tus grandes dotes interpretativas por lo que os han dejado entrar en el barco, o puede que se te este escapando algo...

Al alba del cuarto día llegais a vuestro destino. El viaje en barco ha sido corto y placentero. A pesar de no tener muchas comodidades disponíais de una cama grande para los dos y os estuvieron sirviendo comida al igual que al resto del pasaje.

Desde el puerto de la Fe no tardais mucho en llegar hasta vuestro destino, Albídion. La ciudad es imponente, donde quiera que se pose la vista hay magníficas catedrales que pugnan entre ellas por tocar los cielos. De alguna manera os sentís sobrecogidos cuando os dais cuenta de que estais pisando la tierra en donde por primera vez caminó el mismísmo Abel.

La mayoría de edificios deben su magnificencia a su arquitectura barroca y a su mármol blanco. De la mayoría de los balcones cuelgan rojos tapices con la insignia de la iglesia y el dominio. Veis también, como no podía ser de otra manera en los tiempos que corren, soldados del Dominio patrullando las amplias avenidas. En ese momento os fijais que un pelotón se dirige a vosotros, decidís mantener la calma y seguir caminando indiferentemente para no llamar atenciones no deseadas, sin embargo a medida que os acercáis el pelotón se va abriendo hasta formar un semicírculo delante de vosotros. Los soldados estan a apenas unos seis o siete metros de vosotros, y a pensar de llevar armas éstas estan en sus respectivas vainas.

-¡Alto!.- grita el que parece el capitán.

Me detengo, es bastante probable que quieran tratar del porqué estoy aquí, pero afortunadamente ya estoy en Albidion, así que por lo menos ya he llegado hasta aquí, puedo divisar en el horizonte la gran fortaleza del Cardenal, intentaré convencerles y en último recurso usaré mi asociación a la inquisición:

-Yulan, recuerda que solo hasta que sea realmente necesario no diremos que somos de la XIII orden, habrá ojos en todas partes esperando a ver que hacemos

Dicho eso y sin mucho más tiempo a pensar me doy la vuelta, esperando a ver que quieren, quizás si cooperamos podrán ser más amables con nosotros:

-¿Ocurre algo? -pregunto

Algunos de los guardias empiezan a moverse de forma tal que os rodeen por completo. De esta forma teneis unos 10 guardias delante, entre los que esta el capitán que es con quien hablar y teneis otros diez guardias detrás. Ninguno de ellos ha sacado el arma y se mantienen a cierta distancia de vosotros

-Deben acompañarnos ahora mismo.

Levanto las manos, intento parecer calmada:

-No nos resistiremos, ¿pero podría decirnos que mal hemos hecho?, hemos venido aquí en calidad de refugiados, hemos pagado por el billete del barco y además por el favor que nos han proporcionado hemos trabajado sin cobrar por ello, tampoco hemos cometido ningún crimen aquí y lo único que estamos haciendo es pasear por el lugar, ¿de qué se nos acusa?, pagaré si hace falta con el dinero que me queda la indemnización por cualquier tipo de daño que pueda haber causado.

El capitán os mira profundamente extrañado, parece no saber bien que responder.

Durante un minuto durante el cual podeis ver cómo perlas de sudor empiezan a brillar en la frente del hombre éste os dice:

-He recibido orden de escoltar a los servidores de la Iglesia que traen noticias importantes para la Santa Madre, por orden del XIII Cardenal. Así pues, ¿nos acompañareis ante su excelencia?

Pocas cosas hubieran hecho que me asombrará más que lo que dice el hombre, quizás si se arrancará la cara mostrando ser una criatura de poder infinito me hubiera asombrado más, aunque tampoco mucho más.

El hombre, que observa nuestras caras atónitas, le respondo carraspeando levemente y le digo:

-Disculpadnos, pero queríamos atraer lo mínimo la atención, no me esperaba que una comitiva nos fuese a recibir -miro entonces a Yulan, él a mí y continuo- pero ya que estáis aquí, sería un placer si nos escoltaseis hasta el palacio.

Tras eso sigo a los soldados hasta donde me lleven.

Escoltados por la guardia de honor de Albídion viajais a través de la ciudad. La gente se aparta al ver pasar la comitiva, y no es para menos, ya que solo se recibe así a los Inquisidores y a otros personajes de gran importancia para la ciudad.

Os quedais maravillados viendo los preciosos edificios que decoran la ciudad, así como las magnas esculturas que decoran desde plazas hasta puentes. Sin embargo en vuestro interior el miedo no para de crecer. Ahora es obvio que os esperan, cualquier esperanza que hubierais depositado en el sigilo esta perdida ahora.

Sin embargo... no os queda otra opción que la de avanzar.

Después de minutos, o quizás horas, de caminata la comitiva se detiene y se abre para que podais pasar. Estais en el distrito de Rapahel y ante vosotros un enorme palacio espera. Deducís que debe de ser la sede de la XIII sección.

Lentamente, meditando cada paso, subís las escaleras que os llevarán hasta el interior. Una vez allí, mientras vuestros ojos se maravillan con los cuadros, tapices y frescos que decoran las enormes estancias, os dirigis hacía donde vuestro instinto os dice que esta el salón principal.

Cuando abris las enormes puertas dobles de gruesa madera de tono oscuro entráis en una sala ténuemente iluminada. Apenas podeis ver nada, aunque vuestros ojos, al acostumbrarse a la falta de luz, os van permitiendo percibir más detalles. Al fondo veis una gran silla, o trono, en él parece haber una figura. En lo alto de la sala cuelgan lámparas apagadas y en la paredes se intuyen cuadros o tapices.

Ésta sin duda parece la sala de audiencias. Según el relato de Khalib, él mismo debió de estar allí cuando fue a dar muerte al Cardenal.

La historia, cientos de años después, se repite...

-Bienvenidos.- dice la voz apoyada contra el trono al fondo de la sala.- ha debido de ser un viaje agotador.

Os vais acercando lentamente.

La figura sigue hablando:

-He de daros la ingrata noticia de que el Cardenal no se encuentra aquí. Sin embargo, no saldreis con las manos vacías...

Al acercaros más podeis ver a vuestro interlocutor

Spoiler:

-ya que yo hablo por voz de su Eminencia.

Tengo que seguir el juego, tengo que seguir fingiendo, todavía no estamos ante el propio Cardenal, no podemos eliminar el telón, ya que ni sabemos donde está o si siquiera está aquí, y aún menos podemos enfrentarnos contra toda la población de Albidión, tengo que seguir fingiendo que han muerto todos mis compañeros y esto es más que inaceptable:

-Eso no me importa ni me interesa, hemos venido ha hablar con su excelencia, y esperaremos si hace falta, no entregaré la noticia por la que tantos de mis compañeros se han sacrificado a alguien que ni conozco, tengo que ver el rostro de su eminencia, tengo que contarle la noticia y que él mismo vea el precio que se ha pagado por la misión que ha encomendado, necesito ver su rostro mientras se lo digo.

>>Dicho esto nosotros nos vamos, llamadnos pues cuando el Cardenal vuelva, y esté dispuesto a escuchar mi historia

Después de eso doy media vuelta y doy lentos pasos, pues estoy segura de que esto no ha terminado y el otro personaje estará apunto de replicar, y quiero saber su respuesta a esto que le he dicho.

El ser ríe.

En ese momento se desvela su naturaleza, pues ningún hombre podría emitir un sonido semejante. De alguna forma siniestra esa risa te recuerda el grito y lloro desesperado de los niños.

-Pero pequeña- dice.- ¿te refieres a esos compañeros de la Ordo Dracul a los que vosotros asesinasteis? ¿de verdad vas a jugar ante mi? ¿de verdad crees que os podeis hacer pasaros por otros, asesinos de Garrios?

>>No, el tiempo de los juegos ha pasado, y si quereis ver a su excelencia tendreis que viajar de nuevo, pues no se encuentra aquí. Pero esta cerca.

Sonrío, odio tener que mentir, y desvelar mi naturaleza y propósitos me alivia la carga:

-No los maté yo, fue vuestro oscuro propósito lo que los llevó a la muerte desde el mismo momento en que salieron de ésta isla, supongo que la oscuridad tiene ojos incluso donde no los hay, no sé cómo has averiguado nuestras intenciones desde el principio pero no te aconsejo que juegues con nosotros tampoco, pues somos nosotros quienes pusimos fin a Garrios, aquel que os torturó durante generaciones por saber algo que vosotros teníais que censurar, secreto que nosotros ahora custodiamos

>>Volvamos a presentarnos, yo soy Keira, él es Yulan, ¿y quien eres tú?, ¿y dónde está el cardenal?

La criatura sonríe ampliamente.

-Bien Keira, mi nombre no has de saberlo pero sí he de darte una pizca de información. El siguiente paso de tu viaje se encuentra en la Marca Gris.

Dicho eso la criatura se desvanece formando una cortina de ceniza.

Al ver desaparecer la macabra criatura bajo una cortina de ceniza me asombro unos instantes, solo unos instantes, ya que tras ese intervalo de tiempo empiezo ha pensar con rapidez, me dirijo a Yulan:

-¡Yulan!, seguro que con tus vastos conocimientos la magia, puedes saber que tipo de magia ha utilizado y rastrearlo para saber ha donde ha ido exactamente, o si no ha utilizado magia intentar descubrir qué es lo que ha hecho.

Mientras dejo que Yulan averigüe con sus propios métodos que ha podido pasar yo hago uso de mis pulsos de energía para intentar ver si hay alguien cerca de ésta sala que nos haya podido escudriñar u oír, alguien quien se haya quedado cerca.

Si con ninguna de estas cosas conseguimos nada más que la pizca de información que nos ha dado la Voz, nos vamos con resignación a las Marcas Grises, la parte meridional que hay en Argos donde hay grandes páramos y lugares desérticos sin apenas población y muy separada entre ellos.

En el momento en que se lo dices Yulan te responde:

-Apártate Keira, voy a necesitar espacio.

Tras colocarse en el centro de la sala cierra los ojos y empieza la hechicería. Alrededor del joven mago aparece un aura oscura mientras su cara refleja el esfuerzo interno que esta haciendo.

-Esto no va a funcionar.- dice enfadado consigo mismo. En ese momento se lleva a la boca el dedo pulgar y lo muerde hasta sangrar. Tras eso hace un giro con la mano para que la sangre caiga por el suelo formando algo similar a un circulo, en ese instante una señal, como un sello, se forma a sus pies, los cabellos de Yulan empiezan a ondear como si una poderosa corriente de aire se hubiera levantado.

-Casi, lo...

Tras decir esas palabras Yulan cae hacia atrás como si alguien lo hubiera empujado. Al levantarse tras recuperar el resuello dice:

-Lo siento, ha viajado más allá de donde lo puedo rastrear. Además... algo se ha interpuesto. Keira ¿que haremos ahora?

-No pasa nada, descansa, ¿puedes moverte?

Le incorporo levemente y con delicadeza, tras mi afable rostro se encuentra una lívida expresión de terror ante los acontecimientos que me surgen y no puedo mostrar abiertamente incluso ante Yulan:

-No te preocupes, confía en mí, iremos hasta las Marcas Grises, y derrotaremos no solo al Cardenal, sino a todos aquellos que les ha ayudado a conseguirlo, pero lo importantes esque estés bien, ¿estás bien Yulan?

Empiezo ha moverse a su paso, pocas salas más tarde Yulan empieza ha andar sin ayuda, le digo:

-Ahora pon la expresión más seria que conozcas y vayámonos, que no te vean con emoción alguna, y ten cuidado porque es probable que otra comitiva nos espere.

Salimos de la inmensa y majestuosa fortaleza de Albidion con un fingido carácter de estoicismo, que oculte nuestro rostro demacrados por el nuevo rumbo de que da nuestra misión, y por todos aquellos que encubrieron los actos del Cardenal y lo apoyaron en las sombras.

Tras ayudar a Yulan a recuperarse decidís salir de allí y dejar atrás la magnífica mansión del Cardenal.

Cuando salís veis que los guardias que os trajeron ya no siguen allí. Todavía recordáis como llegasteis allí así que ahora solo teneis que desandar el camino.

Sin embargo la ciudad esta llena de guardias y militares. ¿Como pensais salir de la ciudad?

Al ver a Yulan aún débil saco de mi mochila parte de la ración de hoy, y se lo tiendo, no sé que le ha pasado pero si ha perdido sangre lo mínimo que puedo adivinar es que no le sentará mal comer algo para no sentirse tan mareado. Tras tenderle los diversos frutos secos y algo de carne en conserva le pregunto:

-Yulan, ¿te encuentras mejor? necesito que me ayudes y me des alguna idea que nos permita salir de ésta isla o algún conjuro que tu sepas, piensa que nos puede ayudar, yo mientras tanto haré que nos dirijamos al puerto, aver si encuentro algo que me de alguna idea

Lo digo en plural ya que todavía doy por hecho que Yulan necesita de mi ayuda y no es capaz de moverse con plena independencia, además de que por ninguna circunstancia vamos ha separarnos en éste lugar, ya que sería nuestra perdición.

Mientras que Yulan repone fuerzas y se le ocurre algo vamos al puerto, necesito ver y asegurarme de que haya todavía anclados en tierra naves mercantes, una vez las encuentro busco aquellas que lleven cajas grandes, donde pueda caber una persona. Tras encontrar dichas mercancías pregunto a cualquiera que esté ahí en tierra cual es aquella que vaya a Puerto Misrech o al Puerto de Baldemar, si alguna de esos barcos con esa mercancía va a alguno de esos puertos le digo a Yulan:

-Si no se te ocurre nada mejor he pensado que cuando caiga la noche podríamos meternos en una de estas cajas y así infiltrarnos en el barco, ya que si intentamos salir de la isla, al estar mucho más militarizada que el puerto de Misrech llamaríamos mucho la atención y sospecharían, no obstante si nos metemos en el barco sería diferente, además seguro que tienes algún conjuro para incluso crear una caja igual que estas o confundir a los del barco para que no nos puedan ver o algo así, ¿qué te parece?

-Lo único que te puedo decir es que no creo que debiera hacer magia en este lugar, llamaría mucho la atención y estoy seguro de que en este rincón de Gaïa estan más que sobradamente preparados para captar energías mágicas.

>>Siento no poder serte de ayuda en esta dificultad, pero creo que deberás pensar en algo por ti misma.

Dicho eso Yulan come algo de lo que le ofreces, pero con poco apetito, mientras tanto piensas en cómo puedes salir de la ciudad sin llamar demasiado la atención.