LA OLA
Alemania, 2008. Duración: 110 minutos. Dirigida por Dennis Gansel. Intérpretes. ¿?
En 1967, un profesor de un instituto de California (USA) decidió enseñar a sus alumnos lo que era un régimen dictatorial… imponiendo él mismo una dictadura en su clase. Llegó un momento en el que el experimento se le iba de las manos, así que cortó por lo sano al cabo de unos pocos días, antes de que la cosa fuera a más.
Pero… ¿Y si el experimento hubiera durado unos días más? Partiendo de esta premisa, la película está ambientada en la Alemania actual, lo que permite plantearse otra pregunta: ¿sería posible un Cuarto Reich?
El profesor, en este caso, es un anarquista convencido que, sin embargo, se ve forzado a dar unas clases sobre la autocracia. No tarda en encendérsele la bombilla: “llevemos la teoría a la práctica”. Mesas alineadas, todos bien sentados, levantar la mano y ponerse en pie antes de hablar… La bola de nieve, progresivamente, se va haciendo más grande. A los jóvenes les entusiasma que alguien dé buenas órdenes, que alguien les diga “lo que hay que hacer”.
Pero lo más importante es el sentimiento de pertenecer al grupo, de formar parte de un colectivo que absorbe las dudas de la endeble individualidad y permite sentirse más comprometido, más importante, más grande, más fuerte… más mejor, vamos.
Para fomentar esa cohesión del grupo y diferenciarse de “los de fuera”, la clase va adoptando más medidas: un uniforme, un saludo… y un nombre, naturalmente. El problema es que, conforme más se identifica uno con el grupo, más rechazo siente hacia “los de fuera”… y ello no tardará en dar lugar a roces e incluso a actos de violencia, más bien psíquica pero en ocasiones también física.
La factura técnica de la película es decente: buena fotografía, buena banda sonora, etcétera. La trama avanza a buen ritmo, es sugerente y logra interesar al espectador. Puede ser, en ocasiones, algo previsible; pero, aunque uno intuye cuál es el puerto de destino, siente ganas de ver qué itinerario se sigue hasta llegar allí.
Entre los chicos y las chicas hay algunos personajes más o menos estereotipados: el pijo, la liberal, el emo, la mojigata, el de clase alta al que se la suda todo, el heavy, el marginado social, el guay… El propio profesor resulta bastante estereotipado: el típico “antiglobalización”. Con ello se pretende demostrar cómo gente muy diferente puede dejarse atraer con facilidad hacia las garras del totalitarismo.
Pero… ¿Es esto cierto? ¿Tan fácil es que triunfe un movimiento juvenil de corte pseudo-fascista? ¿Realmente pesan tanto las tiranteces e insatisfacciones de la vida familiar como para que los jóvenes estén deseando sumarse a “la masa”? ¿Tan tristes son sus vidas, que apenas les importe renunciar a su propia individualidad con tal de sentirse “parte de algo más grande e importante”?
Francamente, resulta difícil creerlo. En este punto, la película es manipuladora y fuerza los acontecimientos conforme a sus propios intereses. Eso no significa que la trama no resulta creíble. De hecho, como escribí antes, el argumento se sigue con interés desde el principio hasta el final. Se agradece que haya una película distinta que introduzca algo de variedad entre las ensaladas de tiros y las comedias estúpidas.
En resumen – Una opción sugerente e interesante, sobre todo si tenemos en cuenta otras ofertas. Permite un visionado sin mayores complicaciones; pero también es posible, por así decirlo, “sacarle punta al lápiz”.