Los peores problemas son los que no se pueden evitar, os habéis convertido sin que lo queráis siquiera entre los seres más poderosos de la realidad, siempre habéis intentado no mostrarlo, evitarlo, vivir una vida normal, pero sabéis que no puede ser así.
Los años pasaban y no envejecíais, conseguíais divertimento de muchas formas posibles, la guerra, el juego, el matrimonio etc… pero nunca os sentíais completos del todo, siempre pensabais que necesitabais algo, aunque no sabíais el qué.
Y por fin, la respuesta llegó a vuestra casa de repente
Por la noche se os apareció una persona, ésta era una mujer, vestida con una armadura de metal e imponente, con una mirada dura e intensa, que solo se obtiene tras largas luchas para poder proteger en lo que ella cree. Su melena negra caía libremente tanto por su hermosa y metálica armadura completa como por sus docenas de espadas que tenía en todas partes del cuerpo, sin embargo, se movía con una ligereza propia del quien lleva tanto tiempo perfeccionando el arte de la espada que apenas se da cuenta siquiera del enorme peso que lleva.
La mujer se presento como Ethérea, una mujer que os estaba buscando para ayudarla a evitar que la propia realidad se destruyera. Os trajo un aviso, y es que dentro de tiempo comenzaría una guerra de tal magnitud como nunca ha conocido Gaia, solo equiparable a la Guerra de Dios, por lo que se le ha bautizado como la Segunda Guerra de Dios.
En el origen de los tiempos, el mundo fue creado por dos gigantescos entes de poder incomesurable que representaban dos partes de una misma realidad eterna, estos entes eran C´iel y Gaira, representados como los dioses de la luz y de la oscuridad, ya que ambos eran contrarios y la forma de representarlos de la forma más lógica era con la luz y la oscuridad.
Cuando lo crearon, crearon también a sus habitantes, así nacieron las razas místicas como los Sylvain, afines a la ideología y el amor de C´iel y los Duk´Zarist, afines a la oscuridad y las tinieblas de Gaira.
Y por la propia ambivalencia que tenían unos con otros, no tardó en estallar una guerra para ver quien era el que salía victorioso de la contienda, que fue denominada la Guerra de Dios, una guerra donde los propios cimientos de la realidad estuvieron a punto de derrumbarse, sus supervivientes se denominaron los seguidores de cada uno de los dioses, siete Shajads, los campeones de Gaira y siete Beryls, las elegidas de C´iel.
¿Y qué ocurrió luego?, C´iel, Gaira y sus campeones dejaron de participar en el rumbo de forma tan directa, para luego más tarde participar de forma más sutil a partir de los dones que proporcionan los dioses a aquellos que siguen su senda, ese Don que se proporciona a las personas se denomina Elan, y, entre los que se cuentan bendecidos está la propia mujer, que ha llegado a tal nivel de sincronización con la Beryl que se denominan elegidos.
Y, según los designios de su Beryl Azrael, es el momento de hacer una segunda guerra de Dios para destruir a los Siete, aquellos que han caído en la oscuridad de Gaira y que despertarán de un momento a otro para tomar el mundo como suyo. Cada vez es más débil el poder de La Maquina, un poderosísimo artefacto que durmió tiempo ha a los servidores de Gaira, aunque también ocurrió con los elegidos de C´iel.
Y ahora que han empezado a despertar, es el momento de actuar, de poder salvar al mundo de Gaira, de poder evitar que la mitad de la realidad engulla a la otra y que el mundo se llene de muerte, odio, envidia y demás sentimientos que domina el Dios Gaira.
Es el momento que estabais esperando, siempre os habéis sentido en la necesidad de hacer algo y éste es el momento y la oportunidad de hacerlo y marcar el mundo con vuestro legado y expulsar las fuerzas del mal de una vez por todas.
Para ello Ethérea os ha reunido a vosotros tres, los futuros grandes campeones de C´iel en una posada de Arkangel, testimonio del triunfo del bien sobre el mal en la época de Zhorne Giovanni. Para llegar hasta allí lo tuvisteis que dejarlo toda vuestra anterior vida para consagraros a esta nueva cruzada.
-El plan consistirá en dos fases- os dice Etérea en la posada una vez que todos vosotros estáis reunidos y preparados para la gran odisea- lo primero será buscar y despertar a todas las Bestias Elegidas que podamos, las Dragonas de C´iel. Estas Criaturas míticas son poderosísimas aliadas que estarán dispuestas a servirnos en nuestra sagrada contienda, pero La Maquina hizo que estén tan dormidas, soñolientas y aturdidas que solo lucharán realmente con nosotros si las unimos a vosotros mediante los Pactos del Dragón, que es un ancestral rito por la que el Dragón se unirá a vosotros, confiriéndoos poderes tan abrumadoramente poderosos que sin duda alguna podréis derrotar a los sirvientes de Gaira. Para ello tendremos que encontrarlas, que yo creo saber donde están y ya os lo contaré con mayor detalle.
-La segunda parte del plan consistirá en crear un ejército para poder expulsar las fuerzas del mal, de eso me encargaré sobretodo yo, hablaré con los Sylvain que aún queden vivos para convocarles y también buscaré a las demás elegidas como yo para poder convencerlas de que me ayuden, que no creo que tarde en conseguirlo, vosotros por el momento lo único de lo que tenéis que preocuparos es por conseguir hacer el Pacto del Dragón para convertiros en los Jinetes Sagrados.ñ
Y con todo esto vosotros aceptasteis, además ella os ofreció a cada uno de vosotros un artefacto afín a vuestros poderes y de una capacidad asombrosa, además de un collar de oro que termina en una pequeña espada sencilla también de oro, este objeto os permitirá poder crear una dimensión paralela para así evitar que sufran heridos inocentes.
Así pues cada uno de vosotros se fue en solitario a donde os dijo Etérea para conseguir que vuestro Dragón os ayude para la gran guerra que se avecina.