A bordo del Ribón gallardo. ¡¿El imbatible espejo del Sexto?!

Navegáis rumbo noreste. El hombre parece saber lo que se hace, en ciertos momentos os grita que os marcheis, que le paseis tal o cual cuerda, y sobre todo, que no le molesteis en su labor.
Pronto la pequeña embarcación, que casi parecía estar apunto de hundirse, empieza a tomar velocidad. Las dos velas se inflan con la fuerza del viento y os poneis en persecución.

Pasa casi un día. Habeis podido comer algo gracias a lo que llevais de provisiones, pero no estais acostumbrados al bamboleo del barco y terminais vomitando la mitad de lo poco que habíais ingerido.

A la tarde el cielo se empieza a oscurecer, no obstante el marino os dice que no teneis porqué preocuparos, que aunque es muy extraño que el cielo se haya oscurecido tan de repente, no es probable que estalle la tormenta hasta dentro de, al menos, dos días.

A pesar de todo, al cabo de una hora, los truenos amenazan con partir el cielo. La lluvia cae inclumente, el mar se encrespa como no creíais que pudiera, las enormes olas amenazan cada vez más seriamente, con echaros a todos del barco.
En ese momento os percatáis de la enorme pericia del experto marino que hasta allí os ha conducido. No sabeis mucho de mar, pero estáis completamente seguros de que la mayoría de marineros habrían perdido el bote con la primera de estas olas.
A medida que pasan los lentos minutos el mar se enfurece más y más, pero vosotros debeís llegar más allá, teneís que dar con el Sexto, y por ello dais la orden de continuar. Vuestro conductor por aquellas complicadas aguas, se ve constreñido entre su orgullo de marino y vuestras orden de continuar a seguir adelante a pesar de que parece una locura.

Pasada una hora, calados completamente, mientras achicais agua del bote, lo divisáis. El barco esta a poco más de una milla de distancia. Sabeis que lo alcancereis en breve.

Si sobrevivís...

En ese momento, una ola de seis metros se avalanza sobre vosotros, intentáis replegar velamen, y poner le barco completamente directo a la ola para tomarla mejor, pero es demasiado rápida, innaturalmente rápida. La ola vuelca el barco.

Tragais suficiente agua para llenar las lejanas lagunas de Merle unas tres veces. Cada uno.
La cabeza os da vueltas y no sabéis hacia dónde nadar, qué es arriba y qué abajo. Notáis cómo partes del roto barco caen hacia el lejano lecho marino.
En el momento en que estais apunto de desfallecer os sentís elevados. Algo parece agarraros y os eleva por encima del tempestuoso mar.
La lluvia y el viento os siguen azotando el rostro, si pudierais sentir algo aparte de miedo sería el terrible frío. Sentís que se os deja sobre algo seco, y duro.
Cuando abrís los ojos veis que estais en la cubierta de un barco, la bandera cristiana que ondea os muestra que no puede ser otro salvo el Ribón Gallardo.

Tres cosas os extrañan de estar allí. Primera y obvia es que de alguna manera algo os ha elevado hasta allí. La segunda es que el barco, a pesar de la terrible tempestad, y a pesar de que se mueve mecido por las mismas bravas aguas, parece estar seco. La tercera es que no hay nadie más salvo vosotros. No hay gente moviendo el velamen, ni achicando agua, ni haciendo nada de nada...

Mientras os preguntais por estas cosas la puerta que da al camarote del capitán, al cual se accede desde la cubierta, se abre.
De el sale un joven, o al menos parece joven. Tiene el pelo corto y de un azul que os recuerda al agua marina, sus ojos celestes parecen rebosar tranquilidad. Viste ropajes de buena manufactura y en su cinto cuelga lo que parece ser una pequeña daga. Notáis que entre sus manos lleva un libro de negras tapas, éstas parecen de cuero, estáis bastante seguros de que se trata de una biblia.

Spoiler:

Se acerca vosotros lentamente, caminando mientras hace crujir la madera del barco. Sentís que os atraviesa con la mirada, os olvaidáis de la tempestad, del ruido de rayos y truenos, de la inminente batalla. Al poco os parece veros reflejados en sus ojos, en dicho reflejo os veis delatando a Nolan a la inquisición, os veis ocultando LA espada, os veis acabando con la vida del Séptimo...

Como si despertárais de un sueño así volveis a la consciencia. El joven, cuyos ojos ahora parecen viejos, como si hubiera visto la naturaleza de las cosas desde hace siglos, os habla, y su voz parece tranquila y sosegada, aunque sus palabras llevan el peso de muchas vidas.

-Soy Emil Fassbinder, el Sexto. Nada se puede esconder a mi espejo. El espejo de los Sextos lo refleja todo, incluso vuestra verdadera naturaleza. Vosotros no sois Schnaider, pero sí que lleváis su espada. Sois enemigos de la Ordo. Aceptad vuestra muerte y uníos al inifinito amor de nuestro señor en la otra vida, pues me temo que debo mataros...

En ese instante desenvaina su daga, la cual tiene un filo que parece casi transparente, de hecho, casi parece estar hecho de agua. Desenvainada ésta aparecen tres espejos hechos de agua detrás del Sexto.


[Tirad Inicitiva]

Primer Turno

Orden iniciativa:

Primero declarará el Sexto, que va a esperar vuestros ataques.

Luego declarará Yulan, luego declarará Keira.

Yulan empieza a concentrase para acumular magia.

"Emil, el Sexto, el del espejo imbatible" -piensa Keira en pocas milesimas de segundos, que para ella son como horas de reflexión- "hay tres espejos detras suya, y es conocido como el del espejo imbatible, ¿qué significará eso?...¿está...esperando a que le ataquemos?"
-Emil, no hay porque llegar a esto, si conoces la verdad a partir del reflejo de nuestros ojos, escudriñanos más atentamente y observa por lo que hemos pasado, no hemos llegado a esto porque quisieramos, y no queremos hacerte daño como paso con el Séptimo, pareces una persona razonable, ¿es realmente necesario que luchemos entre nosotros?
Keira espera la pregunta, pero antes de que sus labios empiecen a moverse para contestarme, como medida preventiba cierro mi mano derecha para ver como la energía del Ki se canaliza en mi cuerpo, haciendo que todo transcurra a un ritmo aún más lento, hasta el rápido duelo entre dos veteranos espadachines transcurre para Keira como el lento movimiento de la caida de una pluma.
(Activo Agilidad, Mantengo)

El Sexto solo responde.

-Para completar vuestro reflejo en mi espejo es necesario luchar con vosotros.


[Le toca el turno a Yulan]

-¿Qué estas diciendo?, tenemos un mismo adversario, poseo la Termidor, podemos hacer frente juntos a una amenaza que puede destruir toda Gaia. Pero si nos matamos entre nosotros será mucho peor

-Me conscta que Cristo, nuestro señor tiene muchos enemigos, pero no cejaré en destruirlos a todos. Además, vosotros eliminasteis al Séptimo, mi compañero. Desgraciadamente no tengo más remedio que luchar con vosotros.
Dice con pesar.

-Nos vimos obligados a ellos, o nuestras vidas o la suya, no era una persona "diplomática" por así decirlo, tuvimos que derrotarle para poder seguir viviendo.

Yulan acumula magía

Como el anterior turno ha sido "prácticamente" introductorio seguirmos con la misma iniciativa que en el anterior.

Segundo Turno

Emil va a esperar vuestros ataques.
Luego declarará Yulan y luiego Keira.

Yulan sigue acumulando magia

"Pongamos a prueba ese espejo" -piensa Keira
Cojo un trozo de madera de la baranda del barco y lo lanzo con fuerza hacía donde está el Sexto
-No nos has dejado otra opción -dice Keira
(Lanzo el proyectil)

El trozo de madera penetra casi sin fuerza en uno de los espejos del Sexto, inmediatamente éste sale despedido con brutal velocidad hacia Keira
[Keira tira defensa]

Keira lanzó el inofensivo trozo de madera hacia el Sexto, poniéndolo a prueba. Uno de los espejos rápidamente se puso delante del Sexto y el madero se introdujo inofensivamente dentro de éste, inmediatamente tras el espejo se vio como otra Keira lanzaba el madero pero esta vez salió disparando a una terrible velocidad, tanto que la verdadera Keira no pudo esquivarlo. Éste impactó con tanta fuerza que la madera explotó al contacto con el objetivo, astillándose y clavándose en la piel de Keira.
Si pensabais que estábais delante de un enemigo cualquier frente al que probar experimetos Emil Fassbinder, también conocido como el Sexto, os acaba de dejar muy claro que éste es un combate muy serio.

[Quítate 50 Puntos de Vida]

Yulan sigue acumulando magia

Tercer turno
Tirad Iniciativa

Primero declarará Yulan, luego Emil, luego Keira.

Yulan hace unos conjuros

El Sexto espera vuestros ataques.

Keira lentamente saca la espada de su vaina y grita:
-¡DESPIERTA RAZAKURR
Entonces el arma explota en fuegos rojos y amarillos que lamen sin quemarla la mágica espada, después de eso concentró aún más la energía de mi cuerpo, sobretodo en las piernas para que estas me den la velocidad del trueno, de forma que pueda moverme metros en cuestión de milesimas de segundo.
Después de eso no hago nada más en el resto de mi asalto, ya que esperó a ver que es lo que hace y darme cuenta de que realmente no ataca, sino contrataca con una enorme fuerza cualquier tipo de ataque
[Activo la Razakurr y activo Destreza, la mantengo]

El Sexto se mantiene a la espera.

Yulan mira al enorme palo de las velas. Entonces, después de decir algunos ensalmos y gesticular, Yulan lanza sobre si mismo y también sobre Keira un hechizo (Atravesar lo solidó Coste: 80)
Acto seguido Yulan pone un conjuro en el propio palo. (Mina de fuego coste 80)
Luego lanza otro conjuro también en el palo, pero esta vez lo hace en la base de este. Segundo después parte de la base del palo se transforma en yeso (Transformación de mineral coste 40) haciendo de tal forma que el palo se rompa y entonces caiga sobre el Sexto. Cuando esta caído el palo, Yulan activa la mina de fuego que tenia preparada. Ni siquiera se aparta de la caída del palo por su hechizo de antes

[Haz una tirada de proyección mágica para atacar, con un penalizador de -40 por atacar desde un punto que no ves bien]

Al poder colocar la mina en un lugar próximo no consigues llevarla tan lejos como para colocarla en el mástil. Y gracias a los dioses, piensas, porque habrías hecho explotar el barco, aparte de que al destruir el palo mayor el barco es casi ingobernable.
El Sexto, por otra parte, no ha tenido proble en echarse a un lado, sin que el mástil le haya si quiera rozado.
A quien si golpea el mástil al caer es al barco entero. Al caer el enrorme palo rompe gran parte del barco.
Tendreis suerte si el barco aguanta y no moris ahogados.

[Tirad iniciativa para el 4º turno]

Primero declarará Yulan, luego Emil, luego Keira.