DAI Gurren Dan Orewa dare datto omotte yagaru!! |
| | DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA | |
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Autor | Mensaje |
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Viral
Cantidad de envíos : 5764 Fecha de inscripción : 22/01/2008
| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Lun Nov 24, 2008 10:55 am | |
| Muy bien, esto es para SIMON. - Spoiler:
-La disposición habitual de los guardias es “uno dentro y otro fuera”, ¿no? –le preguntas a Jamal. -Sí –contesta él-, aunque el que se queda fuera también pasa unos cuantos ratos dentro: estar patrullando un lugar prácticamente desconocido e inaccesible no debe ser muy grato. -No me cuesta imaginármelo. Un rato aquí y ya se te ha metido la arena por todas partes… -mientras haces ese comentario, terminas de perfilar tu idea- Deberíamos quedarnos los dos fuera. Jamal no dice nada y se limita a mirarte, esperando tu explicación. -No es que vayamos a quedarnos los dos fuera hasta que lleguen –aclaras-. Bastará con que uno de nosotros eche un vistazo de cuando en cuando. Nada más verles a lo lejos, nos colocamos fuera, junto a la puerta, para esperarles. Quiero decir… ¿No es lo que harían realmente los carceleros? La llegada del relevo, en estos lares, debe ser un acontecimiento singular. -También se valora, entre nuestra gente, la disciplina –matiza Jamal- Y las órdenes son que el prisionero esté vigilado todo el tiempo… -Venga ya –le interrumpes-. Vigilado… ¿por un tipo que se dedicaba a hacer dibujitos? Creo que sería más extraño que siguiéramos el reglamento al pie de la letra. Lo más natural es que salgamos a recibirles los dos. -Es posible que descubran que no somos carceleros –objeta Jamal-, sobre todo si ya les conocían de antes. -Nos taparemos el rostro con el turbante. Es normal que lo hagamos estando fuera, para protegernos del sol y la arena. -¿Y qué me dices de la sangre que hay en uno de los uniformes? -Les decimos que es del prisionero, que se puso chulito y necesitaba una “lección”… Incluso podríamos separar a los del relevo con esa excusa: llevo a uno de ellos hasta tu antigua celda, para que me eche una mano, y le encierro; mientras, tú distraes al otro fuera; después, vuelvo contigo y entre los dos nos cargamos a ése. Y el que se quede en la celda… bueno, ya veremos que hacemos con él. Jamal guarda silencio, pensativo, mientras mira hacia el horizonte. -¿Te parece un buen plan? –insistes- Lo digo porque, como has estado poniendo pegas todo el rato… -Yo contemplaba varios planes, pero no sabía cuál elegir. Tú lo has hecho y has explicado tus motivos; y, cuando oyes algo que estás pensando en boca de otra persona, todo queda mucho más claro. Esa idea es tan buena como cualquier otra. Comporta, claro está, sus riesgos; pero, ¿qué plan no los incluye, por elaborado que sea? Acordado el plan, decidís ponerlo en práctica antes de que sea demasiado tarde. Entre los dos, vais llevando los cuerpos a la celda en la que estaba Jamal. Luego, por turnos, os quitáis vuestras ropas y os disfrazáis de carceleros. La operación te incomoda, pero no es momento de andarse con remilgos. Sin embargo, el peso de la cota de malla, una vez puesta, te resulta agradable, casi familiar. Te encantaría saber más cosas sobre tu pasado… Después de todo eso, Jamal se va fuera y tú te quedas en la mesa que utilizaba Yussuf. Aprovechas la pluma y la tinta para tratar de escribir algo en un pergamino para distraerte, pero tu mente está en blanco y no puedes concentrarte. A veces Jamal entra y eres tú el que sale. La tensión de la espera hace difícil hablar de temas más o menos intrascendentes; prácticamente guardáis silencio todo el rato. No hay duda: lo peor es la espera. Naturalmente, habéis aprovechado los ratos muertos para saciar vuestra sed y hambre con las provisiones que había en la despensa: tiras de carne desecada, pescado en salazón, frutos secos, pan, algo de miel… Nada que pueda satisfacer el paladar de un sibarita, pero alimenta y eso es lo que importa. Afortunadamente, la prisión cuenta con un pequeño pozo, por lo que el agua no es un problema. Lástima que no haya alcohol. Atardece cuando, desde tu posición en la mesa, ves cómo Jamal asoma la cabeza por la puerta de entrada. -¡Aquí vienen! –exclama, emocionado. Raudo y veloz, te levantas y sales al exterior, cerrando la puerta tras de ti. El corazón te palpita en el pecho mientras ocultas tu rostro con el turbante y te aseguras de que el sable pueda salir con facilidad de la vaina. El anaranjado sol agonizante ilumina al relevo que se aproxima a lo lejos. Desde tu posición puedes ver con relativa claridad (aún hay algo de calima) los cuatro camellos, dos de ellos con jinetes sobre la joroba. Piensas que va a ser incómodo montar en esas bestias… y luego meneas la cabeza, al darte cuenta de que ésa es la menor de tus preocupaciones; todavía hay muchas cosas que pueden salir mal. Parecen pasar horas (aunque el sol, al igual que el impertérrito Jamal, apenas se ha movido) hasta que los guardias llegan a vuestra posición. Los camellos, casi majestuosamente, se tumban en el suelo y los dos hombres saltan de sus sillas como si nada: deben ser hombres duros, acostumbrados a cabalgar durante largas horas. Vuestra suerte parece adversa nada más empezar. -¿Qué hacéis aquí fuera? –os espeta uno de los guardias- ¿Habéis dejado solo al prisionero? Tratas de contestar con todo tu aplomo, pero los nervios te traicionan y casi no puedes hablar. -El… el… el… -farfullas. -¿Se puede saber qué dice este subnormal? –espeta el mismo guardia, dirigiéndose a Jamal- ¿y por qué va vestido como un impresentable? Oye, espera un momento… Eso que tiene tu compañero… ¿¡Es sangre!? ¿¡Se puede saber qué cojones está pasando aquí!? -El prisionero hizo comentarios injuriosos sobre el Rey Achmed XVII y mi compañero le suministró el correctivo necesario –contesta Jamal con voz firme, mirando al frente y aparentando una mezcla de indiferencia y aburrimiento. -¡Idiota! –el guardia, con furia, le cruza la cara a Jamal de una bofetada- ¡El mismísimo Rey ordenó que no se le tocara un solo cabello de la cabeza! Cómo has… -de pronto, se calla. No tardas en averiguar el motivo. Con el golpe, el rostro de Jamal ha quedado al descubierto… y el guardia le ha reconocido. Jamal actúa con rapidez: golpea con el asta de la lanza a su oponente y, una vez que le ha hecho retroceder, le atraviesa el pecho con la punta… Desgraciadamente, antes de que tu compañero pueda liberar su arma, el otro guardia se abalanza contra él, sable en mano, y le decapita de un solo y feroz tajo. Prácticamente enloquecido, desenvainas tu arma y saltas sobre el asesino de Jamal. Esta vez eres tú el que decapita al otro. La cálida sangre que mana de su cuello te baña, reconfortándote… pero un solo vistazo al cuerpo sin vida de tu camarada te arrebata las fuerzas y el ánimo. Caes al suelo, de rodillas, como una marioneta a la que le hubieran cortado los hilos. Has perdido tu único punto de apoyo en este extraño mundo y te sientes incapaz de actuar. Te invade la desesperación, la rabia y la impotencia. No sólo ha ido mal el plan. Se ha jodido todo. Sabes que sin Jamal no tienes ninguna posibilidad de salir adelante, salvar el mundo y volver a casa. Esta realidad está condenada. HAS FRACASADO.
Y esto es para KITTAN.
- Spoiler:
-La disposición habitual de los guardias es “uno dentro y otro fuera”, ¿no? –le preguntas a Jamal. -Sí –contesta él-, aunque el que se queda fuera también pasa unos cuantos ratos dentro: estar patrullando un lugar prácticamente desconocido e inaccesible no debe ser muy grato. -No me cuesta imaginármelo. Un rato aquí y ya se te ha metido la arena por todas partes… -mientras haces ese comentario, terminas de perfilar tu idea- Quizás deberíamos hacer lo mismo. -¿Lo mismo? -Sí, quedarnos uno dentro y otro fuera –vas entusiasmándote con el plan y pensando en los detalles-. Así, cuando llegue el relevo, no sospecharán nada. Le quitamos la ropa a los guardias… Yo me pongo la que está manchada y me quedo dentro. -Y yo me quedo, fuera… -Es mejor. Tú, nada más verme, supiste que no era de por aquí. Podría ocurrir lo mismo con el relevo, y si la sospecha hace que perdamos el factor sorpresa, lo tendremos más difícil. -Es cierto lo que dices. No me equivoqué al decirte que eligieras. -¿Tú harías lo mismo? Quiero decir… ¿Te parece…? -Yo contemplaba varios planes, pero no sabía cuál elegir. Tú lo has hecho y has explicado tus motivos; y, cuando oyes algo que estás pensando en boca de otra persona, todo queda mucho más claro. Esa idea es tan buena como cualquier otra. Comporta, claro, un riesgo: podrían descubrirme. Pero sólo tengo que cubrirme parte del rostro con el turbante, con la excusa de protegerme del sol y de la arena, y así será más difícil que me identifiquen. Además, puede que los guardias del relevo no tengan siquiera una idea de cuál es el aspecto de su prisionero. Acordado el plan, decidís ponerlo en práctica antes de que sea demasiado tarde. Entre los dos, vais llevando los cuerpos a la celda en la que estaba Jamal. Luego, por turnos, os quitáis vuestras ropas y os disfrazáis de carceleros. La operación te incomoda, pero no es momento de andarse con remilgos. Sin embargo, el peso de la cota de malla, una vez puesta, te resulta agradable, casi familiar. Te encantaría saber más cosas sobre tu pasado… Después de todo eso, Jamal se va fuera y tú te quedas en la mesa que utilizaba Yussuf. Aprovechas la pluma y la tinta para tratar de escribir algo en un pergamino para distraerte, pero tu mente está en blanco y no puedes concentrarte. A veces Jamal entra y se sienta contigo; otras veces eres tú el que sale fuera con él. La tensión de la espera hace difícil hablar de temas más o menos intrascendentes; prácticamente guardáis silencio todo el rato. No hay duda: lo peor es la espera. Naturalmente, habéis aprovechado los ratos muertos para saciar vuestra sed y hambre con las provisiones que había en la despensa: tiras de carne desecada, pescado en salazón, frutos secos, pan, algo de miel… Nada que pueda satisfacer el paladar de un sibarita, pero alimenta y eso es lo que importa. Afortunadamente, la prisión cuenta con un pequeño pozo, por lo que el agua no es un problema. Lástima que no haya alcohol. Atardece cuando, desde tu posición en la mesa, ves cómo Jamal asoma la cabeza por la puerta de entrada. -¡Aquí vienen! –exclama, emocionado- Procuraré distraer a uno fuera para que tú puedas encargarte del otro cuando se meta en la prisión. Luego, entre los dos, daremos buena cuenta del segundo. ¡Pan comido! Sonríes y tratas de compartir su optimismo, pero cuando Jamal cierra la puerta y se queda fuera para recibir a los recién llegados, algo te dice que podría salir todo mal, que ésa podría ser la última vez que ves a Jamal… Sacudes la cabeza, tratando de desechar esos pensamientos negativos e irritantes. “Seguro que todo sale bien”, prefieres creer. Aguzas el oído y, al cabo de un rato, puedes oír al otro lado las voces de Jamal y de los recién llegados, aunque sin ser capaz de distinguir las palabras. Las voces suenan tranquilas, agradables, incluso risueñas… Nada parece indicar que algo vaya mal. De pronto, dejas de oír las voces. Silencio. Luego vuelves a oírlas, pero ahora parecen alteradas, una mezcla de ira y miedo. Ahora percibes claramente los gritos de una discusión. “No me jodas… ¿Le han reconocido?” Súbitamente, el entrechocar de armas resuena al otro lado de la gruesa puerta de entrada. ¡Parece que hay problemas, y bien gordos! Te levantas, desenvainas tu sable, te diriges hacia la salida y… Un sobrecogedor alarido restalla en el aire, hiriéndote más que el peor de los latigazos. Han matado a Jamal. Se lo han cargado. No hay duda alguna: ese grito provenía de su gargante… De pronto, pierdes todo tu aplomo. Retrocedes, espantado, hasta la última celda, donde habías dejado los cadáveres… y no puedes evitar pensar que ahora Jamal es otro cadáver más. Y tú también lo serás muy pronto, si no haces algo. Pero has perdido tu único punto de apoyo en este extraño mundo y te sientes incapaz de actuar. Te invade la desesperación, la rabia y la impotencia. No sólo ha ido mal el plan. Se ha jodido todo. Sabes que sin Jamal no tienes ninguna posibilidad de salir adelante, salvar el mundo y volver a casa. Esta realidad está condenada. HAS FRACASADO.
Para conocer vuestras puntuaciones, y algo más, os interesa leer ESTO.
- Spoiler:
PUNTOS acumulados hasta la Ronda 5 (la última del Capítulo 1 del Acto 1). -Kittan: 15 puntos. -Simon: 5 puntos.
PUNTOS asignados a los jugadores, por finalización de Capítulo, en proporción a los acumulados durante dicho capítulo: se reparten 100 puntos atendiendo a dicha proporción. Es decir… -Kittan: 75 puntos. -Simon: 25 puntos.
PUNTOS TOTALES acumulados hasta el día de hoy. -Kittan: 90 puntos. -Simon: 30 puntos.
La otra cosa que quería deciros era que, una vez más, me he visto superado por las circunstancias… o, más bien, por la ingente cantidad de texto que emanaba de mi bolígrafo, cual chorro imparable de ideas más o menos disparatadas. Postearé la “parte buena” el lunes por la tarde, para acabar definitivamente con el Capítulo 1. El martes postearé la introducción del Capítulo 2. A no ser, claro, que vuelva a surgir otro imprevisto… Esperemos que no ocurra tal cosa.
Un saludo y hasta pronto.
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| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Mar Nov 25, 2008 10:19 am | |
| Pues nada, vamos (ahora sí) con el final del capítulo 1. Mañana, la introducción al capítulo 2. - Spoiler:
-La disposición habitual de los guardias es “uno dentro y otro fuera”, ¿no? –le preguntas a Jamal. -Sí –contesta él-, aunque el que se queda fuera también pasa unos cuantos ratos dentro: estar patrullando un lugar prácticamente desconocido e inaccesible no debe ser muy grato. -No me cuesta imaginármelo. Un rato aquí y ya se te ha metido la arena por todas partes… -mientras haces ese comentario, terminas de perfilar tu idea- Creo que deberíamos quedarnos dentro. -Así que dentro… -Jamal no parece ni a favor ni en contra. -Sí, Piénsalo bien –explicas-. ¿Qué hay de raro en que los dos guardias estén dentro? Tú mismo has dicho que patrullar en esta zona es absurdo. Y no creo que los recién llegados necesiten que les cojan de la manita; ya se meterán ellos en la prisión por su cuenta. Y entonces… -No sé si funcionaría –te interrumpe Jamal-. Si no estamos fuera, entonces hay que cerrar la puerta. Ellos llamarán, y estarán no sólo enfadados sino también alerta. Porque la disciplina es la disciplina; si no hay nadie fuera, cumpliendo esas órdenes por absurdas que sean… -Pues démosles motivos para que estén alerta –le interrumpes esta vez tú a él; la idea que se te ha ocurrido es tan absurda y arriesgada… ¡que podría funcionar! -¿A qué te refieres? –te pregunta Jamal, con la curiosidad reflejada en su rostro. -Imagínate la escena: estás cansado, llegas con el relevo… Pero ves que fuera de la prisión no hay nadie y la puerta está entreabierta. Sospechoso, ¿verdad? Luego te metes dentro, pero todo está oscuro… ¡las antorchas se han apagado! Más inquietante todavía. Miras a tu alrededor, pero no hay huellas de gente que haya entrado o salido de la prisión. Enciendes una antorcha, comienzas a explorar el interior… ¡Y ves los cuerpos de los dos carceleros, tendidos en el suelo! Está claro que lo que los ha matado puede seguir dentro. Empiezas a buscar… ¡Y de pronto los muertos se levantan y caen sobre ti! Jamal te mira con una sonrisa cómplice. -Y los muertos seríamos nosotros… -empieza a decir. -…vestidos con las ropas de los carceleros –concluyes tú, con una sonrisa triunfal-. ¿A que es genial? -Bueno, tanto como genial… -el lancero real, displicente, se pone a mirar a lo lejos. -Si tienes un plan mejor, soy todo oídos –replicas, irritado. -Yo contemplaba varios planes, pero no sabía cuál elegir. Tú lo has hecho y has explicado tus motivos; y, cuando oyes algo que estás pensando en boca de otra persona, todo queda mucho más claro. Esa idea es tan buena como cualquier otra. Comporta, claro está, sus riesgos; pero, ¿qué plan no los incluye, por elaborado que sea? Acordado el plan, y después de ultimar minuciosamente algunos detalles y hacer algunos cambios, decidís ponerlo en práctica antes de que sea demasiado tarde. Entre los dos, vais llevando los cuerpos hasta el habitáculo del fondo y, aunque no sea muy higiénico, los ocultáis como podéis entre los sacos de provisiones. Luego, por turnos, os quitáis vuestras ropas y os disfrazáis de carceleros. La operación te incomoda, pero no es momento de andarse con remilgos. Sin embargo, el peso de la cota de malla, una vez puesta, te resulta agradable, casi familiar. Te encantaría saber más cosas sobre tu pasado… Después de todo eso, Jamal se va fuera y tú te quedas en la mesa que utilizaba Yussuf. Aprovechas la pluma y la tinta para tratar de escribir algo en un pergamino para distraerte, pero tu mente está en blanco y no puedes concentrarte. A veces Jamal entra y eres tú el que sale. La tensión de la espera hace difícil hablar de temas más o menos intrascendentes; prácticamente guardáis silencio todo el rato. No hay duda: lo peor es la espera. Naturalmente, habéis aprovechado los ratos muertos para saciar vuestra sed y hambre con las provisiones que había en la despensa: tiras de carne desecada, pescado en salazón, frutos secos, pan, algo de miel… Nada que pueda satisfacer el paladar de un sibarita, pero alimenta y eso es lo que importa. Afortunadamente, la prisión cuenta con un pequeño pozo, por lo que el agua no es un problema. Lástima que no haya alcohol. Atardece cuando, desde tu posición en la mesa, ves cómo Jamal asoma la cabeza por la puerta de entrada. -¡Aquí vienen! –exclama, emocionado. -¡Estupendo! ¿A qué estás esperando? ¡Métete dentro, rápido, antes de que te vean! Jamal obedece y entorna la puerta, sin llegar a cerrarla. Con cuidado, apagáis todas las antorchas menos una. Para dar un toque de mayor realismo, vuelvas la mesa y desparramas los enseres de escritura por el suelo. A todo esto, el lancero real ya se ha tendido haciéndose el muerto, cerca de la puerta que comunica la sala de la primera celda con la segunda. -¿Estás ya listo? –le preguntas. -¡Sí, sí! –responde tu compañero -¡Vamos, date prisa, que nos van a pillar! -¡Ya voy, ya voy! –le contestas, mientras apagas apresuradamente la última antorcha. A tientas, tratas de ocupar tu sitio: más o menos el mismo que ocupaba Yussuf tras recibir la pedrada. Te golpeas sin querer contra una pata de la mesa y casi te caes al suelo. Se te escapa una risita histérica. -¡Sssh! –sisea Jamal, enojado- ¡Ten más cuidado, hombre! Logras contener a duras penas las carcajadas y por fin consigues sentarte en el suelo, con la espalda pegada a la pared, con la cabeza gacha e inerte. Después, la espera se te hace eterna; pero sabes que va a merecer la pena. ¡Menuda broma le vais a gastar a los guardias! Tu mente da vueltas como un alocado torbellino, pensando en mil y una cosas que nada tienen que ver con esto… De pronto, oyes con cierta nitidez unas voces al lado de la puerta de entrada. -…muy raro –termina de decir uno de los guardias-. Nadie fuera, la puerta abierta… ¿Has visto huellas? -No –responde el otro guardia. “Claro que no”, piensas. Os llevó su tiempo, a Jamal y a ti, borrarlas por completo. -Y fíjate –prosigue el segundo guardia-, me parece que no hay luces dentro. ¿Estarán ahí, a oscuras, o…? -Esto me huele muy mal –replica el primero-. Quédate fuera y vigila. Abre bien los ojos. -Pero… -¡Que abras bien los ojos! Yo echaré un vistazo dentro. Tras escuchar esto último, oyes cómo alguien empuja la puerta de entrada. Los goznes chirrían. La luz mortecina del atardecer apenas alcanza a colarse dentro. Pasos cautelosos se acercan a ti… -¡Joder! –exclama el primer guardia, muy próximo- ¡Un muerto! ¡Se lo han cargado! -¿¡Qué!? –grita el otro desde fuera. -¡Trae una antorcha, joder, que aquí no se ve un carajo! -¡Sí, ya voy! Mientras tanto, el guardia que hay junto a ti te da un leve golpe con el asta de su lanza. Conteniendo las histéricas ganas de reír, te mueves un poquito. El segundo golpe es más insistente y tú, interpretando tu papel, te dejas caer de lado, quedándote finalmente de cara al suelo, procurando parecer todo lo inerte de que eres capaz. Casi prorrompes en carcajadas cuando oyes cómo el guardia da un salto hacia atrás. -¡Joder, que se lo han cargado! –grita, ansioso- ¡Date prisa! ¡Date prisa! El otro entra por fin con la antorcha. -¡Mira! –dice- ¡Hay otro más adelante! “Deben haber visto a Jamal, que también está tirado de cara en el suelo”, piensas. -¡No lo había visto! –dice el primer guardia, todavía más asustado- ¡Se los han cargado a los dos! ¡No hay huellas! ¡Sea lo que sea, está aquí dentro todavía! -O eso –replica el segundo-, o los mataron hace tiempo… Déjame examinar a éste un momento y salimos de dudas. Cuando oyes eso, casi te da un infarto. ¡No contabas con que fueran a manosearte para ver si llevabas muerto una hora o una semana! Como Jamal no reaccione a tiempo y les ataque, vas a terminar con un palmo de acero incrustado en el vientre… “¡Mierda, mierda, mierda!” De pronto, oyes un fuerte golpe. Primero crees que te han atravesado; luego piensas que Jamal se ha levantado; finalmente, te das cuenta de que el ruido procede del habitáculo del fondo… ¡Uno de los cadáveres debe haberse movido o caído de su sitio! ¡Qué momento tan oportuno! No lo piensas con ironía, ya que has percibido cómo los dos guardias daban un respingo. -¡Te lo dije! –grita casi histérico el primero- ¡Está ahí! ¡Ahí al fondo! ¡Está ahí! -Joder, joder, joder… -masculla el otro. Oyes pasos. El primero pasa por encima tuya. -¡Acerca la antorcha! –chilla. El otro también pasa por encima de ti, dándote de propina un pisotón. Menos mal que no se te ha escapado un grito… Los guardas parecen haber pasado también por encima de Jamal y deben estar aproximándose cada vez más a “la despensa”. Sólo el follón que liasteis con todos los trastos para ocultar los cuerpos explica que los recién llegados no se hayan percatado aún de lo que ocurre realmente… No vais a tener una ocasión más propicia. Como si Jamal te hubiera leído el pensamiento, se levanta sigilosamente, cierra la puerta que comunica la sala de la primera celda y la de la segunda (es en esta última donde están ahora los guardias) y logra echar el cerrojo a tientas. Comienzan a oírse gritos al otro lado, pero no les prestas atención. Te levantas, vas a la esquina que hay junto a la puerta de entrada y coges el “equipaje” (las armas y unas cuantas provisiones) que habíais preparado y ocultado alló con antelación. Le pasas a Jamal su parte, los dos salís fuera y el lancero real cierra la puerta de salida. Mientras él echa el cerrojo y lanza las llaves bien lejos, tú te acercas a la ristra de camellos que, aún levantados, te miran con suspicacia. Desatas la cuerda que une al primero con una barra metálica incrustada en la pared y tiras de las riendas para que los animales se tumben. El primer camello te muerde la mano, y tú liberas toda la tensión acumulada propinándole un fuerte golpe en la cara. Después de haberle hinchado un ojo, el camello agredido y los demás captan el mensaje. -¡Espera, Adan! –grita Jamal, que parece acercarse sin resuello- ¡Déjame a mí el primer camello! ¡Si fuera por ti, te los irías cargando de uno en uno! Sigues las recomendaciones de tu camarada y pasas a ocupar la silla del segundo. Jamal se sube en el de delante y, con notable habilidad, hace que todos los camellos se levanten. Tú casi te caes, y en cuanto comenzáis a trotar sientes dolorido el culo. Mientras os alejáis de allí a toda velocidad, te parece alcanzar a oír los gritos y golpes de los guardias, atrapados en la (más bien poco) grata compañía de sus dos compañeros muertos. De pronto, un rugido fuerte y atronador sepulta esos ruidos. Sorprendido, ves que el rugido proviene de Jamal, que se está riendo a mandíbula batiente.
FIN DEL CAPÍTULO 1.
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| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Miér Nov 26, 2008 7:26 am | |
| ¡Y aquí os dejo la introducción del Capítulo 2! A1C2R1introduccion - Spoiler:
Jamal y tú os arrastráis sigilosamente, al amparo de la oportuna cobertura que os brinda la noche sin luna. Habéis dejado atrás a los camellos, bien atados y en refugio escondido a la vista. Sin cota de malla y con las armas a las espaldas, os deslizáis sobre arena (cada vez menos) y rocas (cada vez más) hasta llegar a una elevación desde la cual podéis ver vuestro objetivo: la boca de una cueva, situada en un lugar algo más elevado, a unos 50 metros de distancia. Justo delante de la entrada podéis ver a un centinela, sentado frente a una tenue hoguera cuyo resplandor rojizo y amarillento le delata. -¿Sigues creyendo que es una buena idea? –le preguntas a tu compañero, en susurros. -Sí –se limita a responder él, también susurrando. Te pones a pensar en lo que deberías hacer ahora, pero no puedes evitar que tus pensamientos se distraigan y se dirijan hacia los motivos que os han llevado hasta esta situación, en este lugar y en este momento…
***
-¿Crees que no les pasará nada? –le preguntaste a Jamal. Habíais cabalgado, a lomos de los camellos, durante el resto del día de vuestra fuga y también durante toda la noche. Jamal decía que era mejor así: combatir el frió nocturno con el movimiento y soportar el caluroso sol lo más resguardados posible. Afortunadamente, vuestros pasos os habían llevado a un pequeño oasis, del que tomasteis posesión poco antes del amanecer. Mientras saciabais vuestra sed y comíais a la sombra de unos cuantos dátiles de las palmeras que allí había, y después de haber liberado a los camellos de la carga que portaban, no pudiste evitar pensar en los pobres centinelas, atrapados en mitad de ninguna parte. De ahí tu pregunta. Jamal, recostado contra una palmera, se sacó un hueso de dátil de la boca y lo lanzó todo lo lejos que pudo, como si tratara de superar su marca. Después, te explicó su punto de vista. -Se habrán “divertido” destrozando la puerta intermedia. Puede que incluso, con paciencia, echen abajo la puerta de entrada. Pero no nos seguirán. No se expondrán a las arenas del desierto, sin camellos y sin saber muy bien hacia dónde ir. No, se quedarán allí, estoy seguro. Enterrarán a sus muertos, racionarán las provisiones… Saben que, en el peor de los casos, sólo tienen que esperar un mes hasta que llegue el siguiente relevo. Yo no me preocuparía más por ellos. Mientras Jamal hablaba, ibas echando un vistazo a algunos de los fardos que les habías quitado de encima a los camellos. Éstos, agotados, se habían echado bajo las sombras de las palmeras para reponer fuerzas. -Me alivia oírte decir eso –le contestaste a Jamal, cuando terminó de hablar-. Vale que ya hemos matado a dos carceleros, pero en la medida de lo posible deberíamos evitar el derramamiento de sangre… Por cierto, ¿cuál es el plan? ¿Vamos a volver a la capital? -Sí –contestó secamente Jamal. -Déjame adivinar… -empezaste a bromear- Nos colamos de algún modo en el palacio, o donde sea que viva el rey. Luego llegamos hasta él, le explicamos que soy el Adanti y que tenemos una posibilidad en la lucha contra el Imperio… Y hale, problema resuelto. Dentro de poco seremos capitanes, tú y yo. -Eso no ha tenido mucha gracia –repuso Jamal, sin compartir tu desenfado-. Todo esto ya es lo suficientemente difícil como para que encima te rías de ello. -Deberías tomarte las cosas menos en serio, Jamal –trataste de animarle-. Sin sentido del humor, no vamos a ninguna parte. -¡Para ti es fácil hacer bromitas! –estalla Jamal- ¡Tú no tienes nada que perder! -Claro, y tú sí… Oh, espera. ¿No te habían encerrado en el Agujero y después habían tirado la llave? Me pregunto qué significará eso. -Anda y que te… ¡Sí, podría haberme pudrido allí, pero al menos habría muerto obedeciendo la voluntad del Rey! Sin embargo, he desobedecido su voluntad, he matado a un guardia… ¿Y ahora voy a volver sin más al lugar del que me echaron como a un perro, hablando sobre el cumplimiento de una profecía que muchos consideran ridícula, con todo el círculo cercano al Rey en mi contra? ¡Tendré suerte si mi cabeza no termina clavada en una pica! Jamal calló y tú, embarazado, descubriste la verdad: el guerrero sabía que lo más probable era que muriese, y a pesar de ello estaba dispuesto a asumir el riesgo si podía abrirte las puertas de palacio y ponerte en contacto con el Rey, para que tuvieras una posibilidad de cumplir tu misión. Pensaste que, en adelante, sería mejor no hacer bromas cuando el honor y la vida de tu camarada… no, de tu amigo, estaban en juego. Cierto que Jamal también se había partido de risa con la “broma” que le gastasteis a los carceleros; pero por lo demás, la muerte era para él una cosa muy seria. Tratando de evadirte del incómodo silencio, te pusiste a rebuscar entre lo que parecían ser los efectos personales de uno de los guardias. “Pobrecillos”, pensaste, “habrá que procurar que más adelante les devuelvan todo esto”. Encontraste útiles de escritura y algunos pergaminos. Movido por la curiosidad, cogiste uno de ellos, lo desenrollaste y comenzaste a leerlo. Parecía una especie de diario. Ya estabas reprochándote que no estaba bien hurgar en la vida de los demás, cuando diste con unas frases, cuanto menos, sugerentes. Leíste atentamente lo que venía a continuación. Fue como si un cielo nublado se despejara de pronto y permitiera ver la claridad de un hermoso día. -¡Jamal, Jamal! –gritaste, mientras te acercabas a tu compañero- ¡Lo tengo, lo tengo! Él no dijo nada y se limitó a mirarte con cara de mala uva. -Bueno, deja que te lea… ¡Ejem! –carraspeas- “El día de hoy…” Esto lo escribió uno de los guardias –aclaras- “El día de hoy transcurrió sin novedad, salvo por un desagradable incidente con un desvergonzado bandido. El osado criminal, montado a camello, se acercó a nosotros y nos dijo que tuviéramos cuidado, que estábamos entrando en el territorio del rey bandido Abú, también conocido como el Gigante. Antes de que pudiéramos prender a aquel deslenguado, éste se fue por donde había venido. ¡El muy deslenguado…!” Hiciste una pausa y luego seguiste. -Aquí, el que redactó esto empieza con una retaíla de improperios… Sí, más adelante, esto es lo que nos interesa: “Si no fuera porque tenemos un deber que cumplir, mi compañero y yo llegaríamos a la cueva donde se esconde esa gran alimaña y le entregaríamos su cabeza al magnífico Rey Achmed XVII como presente. Pero, dicho con todos los respetos, eso es algo que debería haberse hecho hace ya tiempo; el hecho de que los cobardes bandidos no ataquen a los hombres del Rey no justifica que este infame asunto se haya propuesto indefinidamente…” Dicho lo cual, cerraste el pergamino y miraste al Jamal con una sonrisa triunfal. -¡Ahí lo tenemos, Jamal! ¡Nuestro “pase” para poder ver con ciertas garantías al Rey es la cabeza de Abú el Gigante! Jamal también fue formando en sus labios una gran sonrisa. Sus ojos brillaban de entusiasmo y optimismo. -Déjame ese pergamino, a ver si podemos averiguar dónde se esconde…
***
Eso ocurrió hace más o menos una semana. Lograsteis averiguar cuál era la zona de operaciones del rey bandido y encima la suerte estuvo de vuestra parte: no os encontrasteis con nadie y, simplemente desviándoos un poco de vuestro camino, alcanzasteis a ver aquella hoguera delatora, a la entrada de la guardia de Abú. Dejasteis los camellos en lugar resguardado y seguro, os arrastrasteis hasta llegar a unos 50 metros del centinela… y, de momento, eso es todo. Ahora toca, una vez más, tomar decisiones. -Jamal –susurras-, elige esta vez tú. Tu compañero guarda silencio. Suspiras. -Vale… -vuelves a susurrar- Soy el Adanti y todo eso, muy bien… Espero no hacernos matar esta vez. Veamos… Dicen que los bandidos no atacan a los guardias del Rey Achmed XVII. Y nosotros vamos disfrazados de guardias. Naturalmente, cuando se trata de poner pegas, Jamal sí está dispuesto a intervenir. -Una cosa es un encuentro más o menos fortuito en el desierto –contesta-, y otra bien distinta acercarnos hasta su guarida… ¿Qué vamos a decirle al centinela? ¿“Hola”? ¿“Estáis todos arrestados”? Antes te habrías puesto de mal humor, pero ahora las objeciones de Jamal casi te resultan entrañables. Además, te tranquiliza verle, en cierto sentido, de buen humor. -Podríamos decirles la verdad: que no somos guardias –propones-. Luego añadimos que queremos unirnos a su banda, o algo así… No es la primera vez que un plan disparatado nos sale bien –Jamal guarda silencio-. Otra posibilidad es caer directamente sobre él y ya está. Somos dos contra uno. -O dos contra cuarenta, como le dé tiempo a alertar a los demás –vuelve a intervenir Jamal. -La entrada es estrecha –añades-. Aunque fueran cien, podríamos mantenerles a raya. -No tenemos que liquidar a toda la banda. Nos basta con matar a Abú, cortarle la cabeza y llevársela al Rey. -bueno, si tanto te preocupa lo de ser “sigilosos”… Podríamos distraer al centinela. -¿Cómo? -Yo qué sé… Tiramos una piedrecita y seguramente él irá a echar un vistazo donde ha caído. -Eso, si es tonto o está adormilado. En otro caso, bien podría decidir investigar el lugar del que ha partido la piedra… -Venga ya, no es un genio… Hay que ser un pringao para que te encasqueten la guardia nocturna. ¿O también los bandidos tienen un alto sentido de la disciplina? Jamal no se molesta en contestar y tú empiezas a darle vueltas a la cabeza. ¿Qué hacer? a) Nos acercamos al centinela y le decimos que queremos unirnos a la banda de Abú el Gigante. b) Nos lanzamos sobre él y lo despachamos rápido, antes de que pueda dar la alarma. c) Tiramos piedrecitas para que el centinela abandone su puesto y deje libre la entrada.
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| | | Kittan
Cantidad de envíos : 1365 Fecha de inscripción : 15/09/2008
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| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Miér Nov 26, 2008 11:04 am | |
| b)
Está molando un montón tio | |
| | | Viral
Cantidad de envíos : 5764 Fecha de inscripción : 22/01/2008
| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Jue Nov 27, 2008 1:40 am | |
| ¡Me alegra que te guste! No obstante, esperaremos todavía un poco más, por si alguien más se anima. Esta tarde no podré conectarme, así que supongo que la siguiente parte la postearé mañana por la tarde/noche. | |
| | | Simon_Lagann
Cantidad de envíos : 2219 Fecha de inscripción : 04/02/2008
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| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Jue Nov 27, 2008 2:57 am | |
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| | | Kamina Admin
Cantidad de envíos : 5895 Fecha de inscripción : 21/01/2008
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| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Jue Nov 27, 2008 3:26 am | |
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| | | Viral
Cantidad de envíos : 5764 Fecha de inscripción : 22/01/2008
| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Vie Nov 28, 2008 9:40 am | |
| Vale, vamos por partes... Esto es para KITTAN. - Spoiler:
Crees que lo menos complicado (y por tanto más efectivo) es cargarse al centinela sin más… Le haces a Jamal una seña inequívoca: deslizas el dedo índice de un lado a otro de tu cuello. El lancero real asiente, saca su arma y se levanta con cautela. Tú le imitas y los dos, cono todo el sigilo de que sois capaces, os pegáis a la pared de roca que hay a vuestra izquierda, mientras subís procurando flanquear por la derecha al vigía. Conforme os aproximáis, vais percibiendo algunos detalles del sujeto: parece adormilado y está cubierto con una manta. A un lado reposa una lanza, quizás demasiado cerca de la débil hoguera. De pronto, golpeas inadvertidamente con el pie una piedra y la mandas rodando cuesta abajo. El sonido basta para desperezar al centinela. Éste sacude la cabeza, echa hacia atrás la manta, se levanta y apunta con su lanza en vuestra dirección. -¿¡Quién va ahí!? –chilla, con voz aguda y temblorosa. El centinela, delgado y bajito, viste ropas oscuras y gastadas que le quedan demasiado holgadas; debían pertenecer a otra persona. Lleva un parche en el ojo izquierdo, lo que te llama la atención. Antes de que el hombrecillo pueda alertar con sus chillidos a los demás bandidos, Jamal le arroja su lanza. La punta se clava en el estómago del centinela, el cual cae de espaldas, encogido sobre sí mismo, mientras emite un agudo chillido (como si alguien hubiera pisado una rata). Salvas la distancia que os separa con unas zancadas, te agachas junto al hombrecillo y le rebanas el pescuezo con tu sable. La sangre te salpica (no tenías tiempo para ser cuidadoso) y te ciega durante un momento. Te restriegas los ojos, tratando de despejar tu visión. Mientras, en el suelo, el moribundo emite un desagradable gorgoteo… Furioso, le lanzas a ciegas un tajo y le incrustas la hoja del sable en la cabeza. ¡Por fin se ha callado! -¡Adan! –grita Jamal- ¡Deprisa, tenemos compañía! Logras desembarazar tu arma de un tirón (se oye un desagradable chasquido) y te vuelves hacia la entrada de la cueva. Jamal tiene razón: se oyen gritos y pasos. Quizás podríais retroceder y montar en los camellos; alejaros de allí y planificar el siguiente asalto. Puede que ir liquidando a los bandidos de uno en uno sea un plan factible. Sin embargo, tienes la sangre caliente y no atiendes ni a tus propias razones. Te encaminas hacia la entrada mientras Jamal, que ya estaba retrocediendo, se da la vuelta y se pone junto a ti, resignado. ¿No habías dicho que “la entrada era un punto fácil de defender”? A lo mejor podéis diezmar a los bandidos lo suficiente como para que dejen de ser una amenaza. El primero de ellos surge ante vosotros a toda velocidad y casi se choca contra vosotros. Jamal, que ha recuperado su arma, alancea al incauto en una pierna. El enemigo agacha la cabeza, dolorido, y el lancero real le golpea con un fuerte revés en la cara. El bandido retrocede, pierde el equilibrio y cae al suelo. Antes de que pueda levantarse, Jamal le atraviesa el pecho con la lanza. Otro bandido surge de entre las tinieblas y se lanza contra tu amigo mientras éste trata de desembarazar el arma. Lanzas al atacante un fuerte tajo y casi le cercenas el brazo izquierdo. El herido, horrorizado, se echa sobre ti y empieza a golpearte en la cabeza con la empuñadura de su sable. Tú le clavas el tuyo en el estómago; giras la hoja dentro de sus entrañas y luego la sacas, procurando hacerle todo el daño posible. Lo consigues: el hombre se derrumba y queda tendido boca abajo en el suelo, ya en las últimas. A todo esto, Jamal ha conseguido vaciarle un ojo a un enemigo, el cual se ha dado la vuelta y ha tropezado con otro bandido. Ambos se hacen un lío y caen al suelo, justo cuando llegan dos más. Aprovechando la confusión, Jamal comienza a meter y sacar la lanza, una y otra vez, hiriendo y matando mientras conserva la sangre fría: se nota que es un guerrero profesional. A ti, en cambio, se te ha subido la sangre (ajena) a la cabeza: te abalanzas sobre los bandidos y comienzas a dar tajos, subiendo y bajando una y otra vez tu sable. El chasquido de los huesos, las cálidas salpicaduras de sangre y el grito de los moribundos te hacen sentir… ¡mejor que nunca! Da la impresión de que nada puede pararte. De pronto, giras sobre ti mismo, como si te hubieran pegado un fuerte puñetazo en el hombre izquierdo. Te miras y ves una daga clavada en tu carne hasta la empuñadura: alguien debe habértela lanzado desde lejos. Empiezas a sentir un dolor ardiente, pero no crees que sea un problema mientras la adrenalina fluya por tu cuerpo. Consigues vencer la sensación de aturdimiento y… -¡¡¡ADAAAN!!! –oyes que grita Jamal, advirtiéndote en vano. Te das la vuelta, intuyendo lo que se te viene encima, y… Lo último que puedes ver es la hoja de un hacha cayendo sobre tu cabeza.
¡HAS MUERTO! Está claro que lo más sencillo no siempre es lo más efectivo… Pero ha sido divertido, ¿verdad? Has conseguido: 0 puntos.
Y ahora vamos con la parte que corresponde tanto a SIMON como a KAMINA.
- Spoiler:
Crees que hablar con el centinela es una buena idea. Así se lo comunicas a Jamal y éste, silencioso, asiente con la cabeza. Los dos os levantáis y os acercáis a la hoguera con paso tranquilo, pero haciendo suficiente ruido como para que el otro pueda oíros. El centinela, que estaba adormilado y cubierto con una manta para protegerse del frío, se endereza al oír vuestros pasos. Sacude la cabeza, echa hacia atrás la manta, se levanta y apunta con su lanza en vuestra dirección. -¿¡Quién va ahí!? –chilla, con voz aguda y temblorosa. El centinela, delgado y bajito, viste ropas oscuras y gastadas que le quedan demasiado holgadas; debían pertenecer a otra persona. Lleva un parche en el ojo izquierdo, lo que te llama la atención. Todavía no puede veros, así que hablas para tranquilizarle. -¡Hola, amigo! Venimos a unirnos a la Banda del Rey Abú. Seguro que hay sitio para dos más, ¿verdad? -¡No os veo! ¡Acercaos más! –el hombrecillo parece estar temblando y su voz casi refleja pánico. Dais algunos pasos más. Vais mostrando las palmas de las manos, para que el centinela pueda ver que no lleváis las armas preparadas para matarle o hacerle algo todavía peor. Sin embargo, nada más entrar en su campo de visión (limitado al resplandor de la hoguera), el hombrecillo se fija en vuestros uniformes y un agudo chillido (como si alguien hubiera pisado una rata) escapa de su garganta. -¡¡Guardias!! ¡¡Nos atacan los guardias!! ¡¡Achmed ha venido para matarnos a todooos!! –sigue chillando, mientras suelta la lanza y entra en la cueva a toda velocidad; sus desagradables gritos resuenan con fuerza en las paredes de roca, creando un eco ensordecedor que rasga la quietud nocturna y parece hacer temblar la tierra. -Vale… La hemos jodido pero bien –masculla Jamal- Seguro que ese cobarde ha conseguido despertar con sus chillidos a los demás. Tenemos que largarnos de aquí… ¡pero ya! Aceptas su sugerencia y los dos dais media vuelta, saliendo disparados hacia donde habíais guardado los camellos. -¡Míralo por el lado bueno! –gritas- ¡Ahora se dispersarán buscándonos y podremos entrar en la cueva sin problemas! -¡Tú siempre tan optimista! -¡En serio! ¡Seguro que el jefe es un vago y se queda dentro! ¡No esperarán que volvamos, pero lo haremos y nos cargaremos a los pocos que queden allí! -¡Eso, tú sigue pensando… genio! -¡Pues a ver si a ti se te ocurre un plan alguna vez, hombre! ¡Tú mucho hablar y mucho criticar, pero luego…! -Oye, espera un momento… Jadeando y prácticamente sin aliento, os paráis en un lugar que se parece mucho a aquél en el que habíais dejado a los camellos… ¡Oh, no! ¡Es el mismo lugar! Pero entonces, los camellos… -¿¡Dónde coño están los camellos!? –aúllas. -Esos chillidos los habrán espantado –responde Jamal, que procura mantener la compostura-. ¡Mira! La cuerda con la que estaban atados se rompió. ¡Los pobres tenían que estar realmente asustados! -¿Pobres los camellos? ¡Pobres nosotros, como no los encontremos! ¡Tenemos que salir de aquí, tenemos que encontrarles antes de que los bandidos nos encuentren a nosotros! –sales corriendo, tratando de seguir las huellas de las desagradables criaturas. -¡Espera, Adan! –te grita Jamal; al ver que no le haces caso, echa a correr detrás de ti. Os habáis adentrado ya en el desierto (¡sí que iban rápido esos malditos animales!) cuando, súbitamente, una multitud de oscuras figuras, montadas a camello, os rodean. Todas van armadas (sables, lanzas, incluso hachas…) y se mueven con rapidez y soltura, sin dejar fisuras en el mortífero círculo en el que Jamal y tú estáis encerrados. Pero eres demasiado ingenioso como para sentirte aturdido por esa contrariedad. Un plan absurdo sucede a otro… ¡Tienes una nueva idea! Si os toman prisioneros, tenéis posibilidades de meteros “dentro” y conseguir vuestros objetivos. Lenta y ostentosamente, sacas tu sable de la vaina y lo dejas caer al suelo. Confías en que Jamal sabrá seguirte el juego… Le oyes suspirar y no tarda en sonar su lanza al ser depositada a sus pies. -Bien, recordad que el jefe los quiere vivos –dice una de las amenazadoras figuras-. Seguro que quiere “divertirse” con ellos un rato, como colofón de la fiesta de esta noche. Las siniestras palabras (sobre todo esa de “divertirse”) te devuelven bruscamente a la realidad. No hay plan genial que valga. La has jodido. No tienes ninguna posibilidad. Mientras a Jamal y a ti os atan las manos a la espalda, te das cuenta de que habría sido mucho mejor morir con las armas en las manos. Mucho mejor… y mucho menos doloroso que el infierno que os espera con toda seguridad.
HAS FRACASADO. Y encima has arrastrado a Jamal a una muerte muy desagradable. Has conseguido 0 puntos, pero te merecerías -5 como mínimo. “Hablo con el centinela…” ¿¡Pero en qué narices estabas pensando!?
Finalmente, aquí tenéis algo que os va a interesar a todos.
- Spoiler:
Efectivamente, mucho me temo que ninguno de vosotros tomó en esta ocasión la decisión correcta. Reconozco que es muy difícil acertar, ya que cualquier opción parece válida; el hecho de que me decante por una en vez de por otra resulta más bien arbitrario... Trataré de corregir eso en el futuro. ¿O preferís ese toque absolutamente inesperado, de modo que nunca sabéis por dónde van a ir los tiros?
¡Gracias a los tres por participar!
El próximo post, con la solución por así decirlo, lo colocaré mañana por la tarde/noche. Tendréis al final las opciones correspondientes.
Naturalmente, no dudéis en preguntarme cualquier cosa que yo haya conseguido que no os quede clara.
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| | | Viral
Cantidad de envíos : 5764 Fecha de inscripción : 22/01/2008
| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Sáb Nov 29, 2008 7:25 am | |
| Lo prometido es deuda. Aquí tenéis lo que os faltaba. - Spoiler:
-No corramos riesgos –le dices a Jamal-. Lo mejor será distraer al centinela, como te dije antes. Busca una piedra y lánzala lejos, a su izquierda (nosotros estamos a su derecha). Cuando él se aleje en dirección contraria, nosotros aprovecharemos para colarnos dentro… Jamal mira en la dirección señalada, sin decir palabra. -Además –añades-, eres bueno lanzando, ¿no? Ya me fijé antes, cuando tirabas los huesos de los dátiles. Logras hacerle sonreír. -La piedra que necesitamos será más grande que un huesecillo –contesta-. Tiene que pasar prácticamente por encima de la cabeza del centinela, y debe hacer al caer suficiente ruido. Tenemos que acercarnos más. Así que seguís arrastrándoos un rato, sigilosamente, hasta recortar parte de la distancia que os separa de la hoguera y quedar, finalmente, a unos 30 metros. -Este sitio está bien –susurra Jamal. Tantea el suelo con la mano, da con una piedra, la sopesa y, tras pensar que es la adecuada, se levanta ágil y silenciosamente y la lanza por los aires, volviendo a tumbarse inmediatamente. El proyectil se pierde en la negrura de la noche, pero oís al cabo de unos instantes el sonido que hace al impactar contra el suelo, a una buena distancia de donde está el centinela. El susodicho, que estaba adormilado y cubierto con una manta para protegerse del frío, se endereza de repente. Sacude la cabeza, echa hacia atrás la manta, se levanta y apunta con su lanza en dirección a donde cayó la piedra. -¿¡Quién va ahí!? –chilla, con voz aguda y temblorosa. El centinela, delgado y bajito, viste ropas oscuras y gastadas que le quedan demasiado holgadas; debían pertenecer a otra persona. Lleva un parche en el ojo izquierdo, lo que te llama la atención. Aprovechando que el centinela está mirando hacia el otro lado, Jamal repite la operación: coge una piedra, se levanta, la tira y vuelve a tumbarse. No tarde en oírse otro sonido semejante al primero, para mayor nerviosismo e incluso pánico del hombrecillo. -¡Te he vuelto a oír! –chilla de nuevo- ¡Muéstrate! Pero no se mueve de su sitio. ¡Maldición! No contabas con que el centinela fuera alguien tan pusilánime y cobarde, que no se atreviera ni siquiera a moverse de su sitio. Sus imaginarios temores son demasiado para él, y prefiere quedarse en su sitio con el miedo a lo desconocido en vez de enfrentarse a lo que sea que aceche en las tinieblas; prefiere agonizar como un cobarde antes que enfrentarse al asunto asumiendo la posibilidad de morir como un valiente. -¡Sé que estás ahí! –sigue chillando el hombrecillo, sin variar un ápice su postura, salvo por los temblores que le acometen. Piensas que no todo está perdido. Si al final alerta a sus compañeros, con suerte éstos no os descubrirán y pensarán que el tipo está chiflado. Después, sólo tenéis que seguir haciendo ruido para que el centinela siga dando la tabarra… hasta que sus compañeros se harten y le ejecuten. Es un plan que, a pesar de sus lagunas y de la paciencia que requiere, bien podría… Una súbita aparición corta el hilo de tus pensamientos. De la boca de la cueva sale otro bandido que se acerca al hombrecillo. El recién llegado, también vestido con ropas oscuras, parece enorme en comparación con aquél, pero realmente no debe medir mucho más que vosotros. Lleva un sable y nada más acercarse al centinela le golpea (amistosamente, parece) con la empuñadura en la cabeza, con lo que casi consigue que al otro le dé un infarto. -¡Bueno, Rata! –dice el del sable, divertido- ¿Qué ha pasado esta vez? ¿Has vuelto a ver a un Majdi, o es algo todavía peor? -¡No es coña, Baltasar! –responde el personajillo conocido como Rata- ¡Algo se ha movido ahí abajo? -¿Cómo? –contesta el otro, burlón- ¿Y no has dado la alarma? ¡Podría ser el ejército de Achmed, que viene a matarnos a todos! –dicho lo cual, empieza a reír a carcajadas, considerando muy gracioso su propio chiste… postura que, obviamente, no es compartida por Rata. -¡Te digo que he oído algo! –continúa refunfuñando éste. -¿Ah, sí? Pues yo no. -¡Normal! ¡A ti te han dejado haciendo guardia con los camellos! ¿Cómo iba a oír tú nada desde ahí? Y te ríes de mí… ¡De mí, que, helándome aquí fuera, me enfrento a lo desconocido! -Oye, donde los camellos hace calor pero huele mal… ¡Y menudo aburrimiento! Aquí fuera, por lo menos, puede ocurrir algo emocionante. -¡Bah! ¡Para ti tus emociones! -Mira, si quieres hacemos una cosa… ¿Qué te parece si te quedas aquí un momento y yo voy y bajo a donde has oído los ruidos, por si hay algo? -¿En serio…? ¡Vaya! ¿Harías eso por mí? -¿Por un amigo? ¡Claaaro! Lo que sea. Los dos bandidos intercambian algunos comentarios más y después Baltasar empieza a bajar la pendiente dirigiéndose a donde cayeron las piedras, ahogando a duras penas una risita. Está claro que piensa abusar de la credulidad de Rata para gastarle una broma pesada y aliviar un poco el sopor que debe conllevar la aburrida guardia en el interior de la cueva. Para vosotros, esa información resulta muy útil: ahora sabéis que hay un centinela fuera y otro dentro (porque, por lo visto, las camelleras están dentro). Y ahora es un bueno momento para “encargarse” de los dos… Jamal, que ha comprendido también esto a la perfección, te hace unas señas inequívocas. Está claro lo que quiere decir: tú liquidas a Rata mientras él hace lo propio con Baltasar. Asientes con la cabeza, te levantas, desenvainas tu sable con cuidado y avanzas sigilosamente pegado a la pared de roca, subiendo la cuesta mientras, con una sonrisa, piensas en lo extraño que se te hace que, por una vez, Jamal haya decidido por su cuenta. Aunque pones el máximo cuidado posible, no puedes evitar golpear inadvertidamente con el pie algunas piedras sueltas que echan a rodar pendiente abajo… El error habría sido fatal en otras circunstancias, pero ahora Rata está demasiado distraído con lo que hace su compañero y no se percata de nada. Te vas acercando, de puntillas, cada vez más… 15 metros, 10 metros, 5 metros… Sientes que casi podrías echarle el aliento encima al centinela, el cual (para su desgracia) está de espaldas a ti y sigue sin percatarse de nada. Calculas bien la trayectoria del golpe idóneo, lanzas un tajo horizontal de derecha a izquierda y… La hoja de tu arma, aun embotada, no tiene problemas para seccionar el delgado y frágil cuello de Rata. Te apartas para que no te salpique la sangre, mientras el cuerpo decapitado se precipita sobre las llamas (o más bien sobre las brasas) de la hoguera y la cabeza, tras volar unos instantes por los aires, cae al suelo y empieza a rodar cuesta abajo, justo hacia donde está Baltasar… El sonido monótono y siniestro, algo así como “ploc ploc ploc…” debe de haberle quitado las ganas de bromear. -¡Rata! –grita, tan asustado como lo había estado en vida el hombrecillo- ¡Rata! ¿Qué pasa? ¿Rata? ¡Oh…! Justo cuando debe haberse dado cuenta de qué es lo que bajaba rodando por la pendiente, se escucha un chasquido como de metal y huesos rotos, un grito ahogado y, finalmente, el ruido de un cuerpo al caer al suelo, junto con el inconfundible sonido de la lanza de Jamal al ser extraída del cuerpo de su víctima. Está hecho. Súbitamente, te percatas de que el cuerpo de Rata está empezando a “tostarse” y el olor no es nada agradable. Lo sacas de la hoguera de un tirón antes de que la cosa vaya a más… Ves que algo cae de uno de los bolsillos del muerto: es un pequeño frasco metálico con un tapón de corcho. Quitas el tapón pero, debido al nauseabundo olor que surge, no tardas en volver a colocarlo en su sitio. Sin saber muy bien por qué, guardas el frasco en un saquito que llevas al cinto; algo te dice que podría resultarte útil en un futuro no muy lejano… Para no dejar muestras palpables de vuestra presencia, Jamal, que ya ha vuelto junto a ti, coge el cadáver de Rata y lo echa a rodar cuesta abajo, reuniéndose al final de la pendiente el cuerpo decapitado con la cabeza. Os ponéis en marcha y os adentráis en la caverna. Por contraste, el interior está muy oscuro. Deambuláis por un largo pasillo excavado (más natural que artificialmente) en la roca. Tras dar algunos pasos a ciegas, tus manos palpan lo que parece un hueco… Un hueco del que sale el olor inconfundible a camello. -¿Y si nos cargamos a los bichos ésos, para que luego los bandidos no puedan perseguirnos? –le sugieres a Jamal en susurros. -Demasiado ruido –objeta éste-. Lo mejor que podemos hacer es entrar y salir sin ser vistos. -Je, con esta oscuridad no lo tenemos muy difícil… Seguís avanzando a tientas, chocando de cuando en cuando contra la pared (¡malditas curvas!) y deseando que no haya más centinelas ni trampas. Tuvisteis suerte de cargaros antes a los dos de una sola vez; de otro modo, vuestra incursión habría sido bastante problemática. Con gran alegría, al pasar un recodo, podéis ver que el camino termina y da paso a otros dos: del de la izquierda mana bastante luz (producida por un buen puñado de antorchas, puede que incluso una hoguera) y salen voces y risas, como si hubiera una fiesta; del de la derecha, en comparación, mana poca luz… y un silencio mortal, en contraste con el otro camino. ¿Cuál es tu decisión? a) Voy por el camino de la izquierda. b) Voy por el camino de la derecha.
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| | | Kittan
Cantidad de envíos : 1365 Fecha de inscripción : 15/09/2008
Hoja de personaje Nombre:
| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Sáb Nov 29, 2008 10:37 am | |
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| | | Kamina Admin
Cantidad de envíos : 5895 Fecha de inscripción : 21/01/2008
Hoja de personaje Nombre:
| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Sáb Nov 29, 2008 10:13 pm | |
| Voto por que el Doissetep adventures retorne un poco a sus orígenes y retome su función principal de cashondeo. | |
| | | Simon_Lagann
Cantidad de envíos : 2219 Fecha de inscripción : 04/02/2008
Hoja de personaje Nombre:
| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Sáb Nov 29, 2008 10:54 pm | |
| Igual igual, se que te curras mucho lo del Doissetep y tal y te lo agradecemos pero estas como juntando un estilo de rol pero sin serlo, juntando tipicos estereotipos pero que no esque sea demasiado gracioso, no se, yo prefiero algo como el primero, que ademas era una lectura mucho más agradable. | |
| | | Viral
Cantidad de envíos : 5764 Fecha de inscripción : 22/01/2008
| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Dom Nov 30, 2008 10:46 am | |
| Bueno, es una democracia y la mayoría ha hablado.
Tranquilos, esta vez no habrá golpes de Estado.
De momento, dejaremos las cosas tal y como están... es decir, no habrá nuevos posts en esta sección hasta que me las apañe para devolverle a DA su espíritu original de desenfado y cachondeo. Pensaré en ello y, cuando se me ocurra algo apropiado, actuaré como corresponda con la mayor celeridad posible, habida cuenta de una serie de circunstancias que limitan bastante mi tiempo libre.
Sin embargo, tarde o temprano, un día de éstos... daré con la tecla. Seguro. | |
| | | Viral
Cantidad de envíos : 5764 Fecha de inscripción : 22/01/2008
| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Lun Dic 01, 2008 10:37 am | |
| He estado pensando y he decidido CLAUSURAR DEFINITIVAMENTE DOISSETEP ADVENTURES 2. Como decís, esto estaba a caballo entre una partida de rol y un poco de cachondeo, sin llegar a ser de verdad ninguna de las dos cosas. Así que trasladaré este relato a la sección de relatos (qué original) y allí podréis manteneros informados sobre las andaznas de Adan y Jamal. Naturalmente, el ritmo no será "a post por día", ni habrá opciones; pero por lo menos tendréis algo que leer si os entran ganas. Así que, mañana o pasado, postearé las "respuestas buenas" en un hilo parecido a "El Adanti - La historia de un amnésico en un extraño mundo medieval", en la sección de relatos. Quiero aprovechar para comentaros que todo esto no significa que no vaya a haber un DA3; pero la cosa llevará su tiempo. Quiero asegurarme de no cometer los mismos errores, de recuperar en la medida de lo posible el espíritu del primer DA, e incluso de incrementar la tasa de cachondeo si me encuentro lo suficientemente inspirado. Os mantendré al tanto. De momento, ya me he embarcado en un nuevo y emocionante proyecto... - Spoiler:
OPEN RANGE - El Juego de Rol Vive las tranquilas, pausadas y prolongadas aventuras de Kevin Costner y Robert Duvall en los pastos abiertos, en una era que agoniza pero no llega a morir. Enfréntate a interesantes desafíos y toma decisiones más o menos adecuadas. ¿Has disparado tanto que tus manos son demasiado callosas como para poder tomar el té en una tacita de porcelana? Ten cuidado: en Open Range, todas tus decisiones tienen sus consecuencias. Cabalga sin un destino concreto, túmbate en mitad de las amplias praderas americanas para jugar sin prisas a las cartas, entra en una tienda y regatea con el tendero para que te haga el 2x1 en ese chocolate suizo que tiene tan buena pinta, medita tus largas horas para elaborar un plan con el que derrotar a tus enemigos y... ...lo más importante... ...SOBREVIVE AL TEDIO. PD - Notaréis que no he utilizado ni un solo signo de exclamación. Precisamente. En este contexto, no tendría sentido.
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| | | Viral
Cantidad de envíos : 5764 Fecha de inscripción : 22/01/2008
| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Miér Dic 03, 2008 10:35 am | |
| Me ocurren unas cosas más raras…
Tuve un sueño esta noche (no lo recuerdo muy bien)…
Y EN EL SUEÑO SE ME OCURRIÓ LA IDEA INICIAL O EL PUNTO DE PARTIDA PARA “DOISSETEP ADVENTURES 3”.
Naturalmente, esto va a ser absurdo, pero… ¿No era ésa la idea, precisamente? XD
Pues nada, manos a la obra. Os mantendré informados. | |
| | | Viral
Cantidad de envíos : 5764 Fecha de inscripción : 22/01/2008
| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Sáb Dic 27, 2008 8:09 am | |
| Tengo escasez de ideas… o, por lo menos, de ideas que sean divertidas. Me refiero a las salas que estáis visitando en el DA3; seguramente ni siquiera habéis visto muchas de las películas que menciono, o por lo menos éstas no habrán significado gran cosa para vosotros.
Por eso, tras el trágico fracaso de DA2, creo que esta sección puede redimirse si se utiliza como consultorio con vistas a mejorar la experiencia de juego en el DA3.
Así pues, ¿qué película o series os gustaría ver incluidas en DA3? Espero vuestras respuestas. No tenéis por qué decirlo todo de tirón; un día se os puede ocurrir algo y lo posteáis, otro día podéis recordar otra cosa y también la posteáis…
Tranquilos, que esto va para largo. | |
| | | Kittan
Cantidad de envíos : 1365 Fecha de inscripción : 15/09/2008
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| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Dom Dic 28, 2008 12:43 am | |
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| | | Viral
Cantidad de envíos : 5764 Fecha de inscripción : 22/01/2008
| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA Vie Ene 02, 2009 7:01 am | |
| Puesto que hemos modificado el funcionamiento del DA3, ya no será necesario buscar películas para los sucesivos desafíos. No obstante, agradezco a Kittan su interés. | |
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| Tema: Re: DOISSETEP ADVENTURES 2 - LA VENGANZA | |
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