Mientras lanzais la últiam ofensiva escuchais una voz:
-No os dejeis vencer por vuestros miedos, porque aún hay esperanza.
En ese momento veis aparecer a Devereux, el Cuarto
- Spoiler:
El Cuarto os acompaña en el ataque lanzando vertiginosos golpes con su arma. Jamás hubierais creido posible que en tan poco espacio de tiempo se pudieran lanzar tantas estocadas.
Mientras el Cuarto ataque escuchais un sonido que parece el de un edificio al derrumbarse. Agarrado a la espalda de la criatura veis a este hombre
- Spoiler:
l Tercero con sus temibles puños inglinge un terrible daño a vuestro enemigo.
Al fin, todos realizais un ataque conjunto.
El I cae al suelo. En ese momento veis como vuestro camaradas uno a uno van desapareciendo mientras os sonrien y felicitan.
Cuando desaparecen el I se vuelve a incorporar. Se dispone a lanzar un último ataque con el Arma de Garrios, pero derepente ésta empieza a brillar intensamente y parece como si se estuviera rompiendo.
Un mar de enrgía brota de la espada y os postra a todos al suelo. Sentis como vuestras últimas fuerzas os abandonan y acuden a la espada [Estais a cero puntos de vida] también sentís que todas vuestras energías mágicas, y de ki también os abandonan [cero de ZEON y de Ki]. Poco a poco sentis cómo la espada os va succionando la vida, pero veis que a Khalib también le ocurre lo mismo.
O peor...
La espada atrae todo a su interior con tal fuerza que teneis que agarraros a algo para evitar ser succionados por el poder de la espada.
Al final el mismo Garrios termina cayendo en ésta. En ese momento la espada parece quebrarse, o sería más exacto decir que la espada sale de crisálida, ya que lo que queda es la auténtica forma de la espada.
Desprende una luz de tal claridad que no podeis verla bien.
En ese momento escucháis unos pasos. El tiempo parece enlentecerse mientras alguien viene.
Cuando esta lo suficientemente cerca veis que se trata de una mujer. Va impecablemente vestida, es de una belleza arrebatadora y tiene una larguísima caballera negra como la noche.
- Spoiler:
La mujer se aproxima al arma, y haciendo un gesto ésta se coloca sobre la palma de su mano, aunque sin tocarla. Entonces, con el tono de satisfacción que tiene el que recoge tras haber cosechado hace mucho, dice:
-Sabía que conseguirías despertarla.
La extraña mujer, con el arma, se marcha.
En ese momento la nada os inunda